28 marzo, 2024

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

La Mojana

Jose Hilario Lopez

Por José Hilario López (foto)

En anterior columna me referí a las altas tasas de sedimentación del río Magdalena, y a su incidencia en la viabilidad del proyecto que está estructurando Cormagdalena para rehabilitar su navegabilidad.

Sigo con las recurrentes inundaciones en la subregión de La Mojana, tal como sucede en la actualidad.

La Mojana abarca cuatro departamentos en territorios de los municipios de San Marcos, Sucre, San Benito, Majagual, Guaranda y Caimito, en Sucre; Magangué, Achí y San Jacinto del Cauca, en Bolívar; Ayapel, en Córdoba y Nechí, en Antioquia. Allí confluyen los ríos Magdalena, Cauca y San Jorge. La subregión está conformada por ciénagas, caños, meandros, zapales, bosques inundables y humedales, un entramado de ecosistemas indispensable para la regulación de los caudales de los ríos.     

Los primeros pobladores de La Mojana fueron los zenúes que llegaron desde la región del río Sinú. Para adaptarse a las inundaciones, los zenúes construían sus viviendas sobre plataformas de madera, separadas entre sí por espacios utilizados como huertas, bordeadas por pequeños canales.

Después del año 1.000 d. C los zenúes abandonaron las áreas inundables de La Mojana, las cuales fueron ocupadas tres siglos más tarde por grupos malibúes procedentes del bajo río Magdalena, quienes se dedicaron a aprovechar el territorio, tal como fue encontrado, sin construir nuevos canales. Los malibúes cultivaban maíz, yuca dulce y yuca brava; su régimen agrícola estaba sujeto al ritmo de las crecientes de las arterias fluviales, por la ausencia de obras para el control de aguas. Completaban su economía de subsistencia con la pesca, la caza y la recolección de frutos silvestres.

El cambio climático y los impactos ambientales

Aunque la posición geográfica es importante para entender por qué las inundaciones son tan frecuentes en La Mojana, hay un componente antrópico que la afecta de manera especial. En esta subregión la economía está basada en la agricultura y la ganadería, dos actividades que, a partir del siglo pasado con la llegada de colonos provenientes del interior del país, se han extendido hasta invadir áreas inundables. Las inundaciones durante La Niña 2008 – 2011 afectó todo el sistema de canales y ciénagas, lo que aumentó la vulnerabilidad del territorio ante la nueva Niña que soporta la región andina desde hace casi tres años.

“Los canales y las ciénagas, que históricamente han sido receptores de agua, en este momento están frágiles y envueltos en un proceso de sedimentación, de extensión de las fronteras de cultivos y de la producción ganadera. Esto hace que la capacidad de recibir el líquido sea menor. El río Cauca (..) cuando llega a la (zona) baja suma el tema de la minería que nos empieza a echar parte de la montaña y acá llega con todo ese material. Esto lo hace más agresivo porque viene muy rápido y cargado (de sedimentos). Por esta razón, en la margen izquierda busca los antiguos vertederos que llegaban a los caños y ciénagas, pero que ya no existen”, así explica las recurrentes inundaciones de La Mojana Isidro Álvarez, cofundador de la Fundación Pata de Agua y miembro del Programa de Desarrollo y Paz de La Mojana. Por otro aspecto, la construcción de diques y jarillones por parte del Gobierno Nacional ha alterado la dinámica fluvial, lo que contribuye a que las inundaciones sean cada vez una amenaza mayor para los habitantes de la subregión, tal como lo registra Maritza Florián, especialista en cambio climático, biodiversidad y servicios ecosistémicos del Fondo Mundial para la Naturaleza en Colombia (WWF, por sus siglas en inglés).

Según la experta del WWF, la construcción de diques y jarillones han alterado el paisaje y causado un deterioro ambiental que contribuye a que las inundaciones sean, cada vez, una amenaza mayor para los habitantes de La Mojana. Seguir con más intervenciones, nuevos diques y jarillones o la reparación del dique Caregato, construido en el reciente pasado por el Gobierno Nacional, no aporta ninguna solución para controlar las inundaciones de La Mojana.

Inexorablemente La Mojana seguirá inundándose durante cada temporada de fuertes lluvias en la región andina. La solución es un cambio del uso del suelo. La ganadería y la agricultura han invadido gran parte de los terrenos que ocupaban las ciénagas y humedales, lo que ha hecho que se reduzca la capacidad de captación y almacenaje de las aguas desbordadas desde el canal principal de los ríos que confluyen en La Mojana.  Como bien lo propone Isidro Álvarez: (Para empezar) “Toca trabajar la llanura que hay entre ese cuerpo de agua  (la zona inundada) y el río San Jorge donde hay caños y ciénagas; entonces toca hacer un trabajo de restauración de estos sistemas que son naturales y otros (que) fueron intervenidos por los zenúes para que tuvieran la función de captar y regular el agua”.

Potencial económico

La Mojana con una extensión de unas 500.00 hectáreas de tierras fértiles, caracterizadas por unos niveles freáticos (tablas de agua) cercanos a la superficie del terreno, lo que permite siembras en la temporada seca. Dada la gran biodiversidad de la subregión, los zoo criaderos piscícolas y de hicoteas podrían ser empresas productivas. Las recurrentes inundaciones pasarían de una amenaza, a ser eventos aprovechables para el bienestar de toda la comunidad, legado de los zenúes y por qué no decirlo, de los antiguos egipcios y babilónicos. (mapa).

P.S. FEDESARROLLO y la CCI acaban de publicar un estudio que precisa las afectaciones que las decisiones del Gobierno Nacional en contra de las concesiones viales van a causar a la economía nacional. Este estudio reafirma las conclusiones de mi reciente documento “Los riesgos a la inversión privada en la infraestructura nacional”.