18 abril, 2024

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

La letra chiquita del Descubrimiento

Por Oscar Domínguez G. (foto)

No se ha reconocido lo suficiente el aporte del viento y de los pájaros al descubrimiento de América. Tampoco se le ha rendido tributo debido a la deliciosa comedia de equivocaciones que hubo detrás del acontecimiento que se conoció en Europa seis meses después de ocurrido. Y se dio mal la noticia pues llegaron a otra parte, no a la tierra prometida por Colón.
Desde un principio, el hombre se declaró enviado de la Providencia, el elegido para sumar fieles a la cristiandad, argumento que esgrimió ante sus católicas testas coronadas Fernando e Isabel cuyas estatuas en Bogotá han ido de aquí para allá.
Por supuesto, siempre se tomó muy a pecho el significado de su nombre y apellido: Cristóbal=portador de Cristo, Colón= repoblar.
El almirante Colón (1451-1506), fue un mentiroso de marca mayor que se supo vender: les vendió a los Reyes Fernando e Isabel una mercancía que no conocía: las Indias. Y le puso precio: tan pronto zarpó, a los 41 años de los 55 que vivió, era Don, Almirante, Virrey, “Gobernador perpetuo de todas las islas que yo descubriese”, y dueño del 10% de las riquezas encontradas.
Al final, los Reyes Fernando e Isabel –la que mandaba en casa- le pondrían conejo con el 10%. Colón no leyó la letra menuda de las capitulaciones y por allí lo clavaron.
En genovesa reciprocidad, también él le pondría conejo a Rodrigo de Triana quien, por ser el primero en divisar tierra, se había ganado 10.000 maravedíes (tal vez 24 euros por maravedí al cambio de hoy). Don Cristóbal tuvo a bien quedarse con ellos.

El que peca y reza…

Llegar hasta los aposentos reales, no era una pera en dulce. Pero Colón sabía que sus majestades pecaban y, para empatar, se confesaban. Fueron confesores como Fray Juan Pérez quienes le allanaron el camino.(Lea la columna).