Por Francisco L. Valderrama
Seremos un país viable cuando la sociedad entienda que la maximizacion de utilidades tiene límites éticos.
Cuando autoridades y lideres prediquen con el ejemplo.
Cuando los derechos del ciudadano común tengan la misma jerarquía que los de las élites.
Cuando las entidades del estado sean gestionadas como propiedad colectiva y no como bienes privados del mandatario de turno.
Cuando el P y G de las empresas mida no solo sus utilidades sino también el desarrollo de su entorno.
Cuando los héroes sean los maestros y los campesinos y su labor la más reconocida, la más valorada.
Cuando los votos sean reconocimiento al compromiso social y no mercancía.
Cuando el poder público y privado esté en manos de gente honesta y no de corruptos y hampones.
Cuando las creencias de unos no signifiquen la negación de las de otros.
Cuando a la Colombia profunda lleguen primero las oportunidades que las armas y el papel del estado se mida en surcos sembrados y no en litros de sangre.
Cuando política y negocios personales sean actividades excluyentes e incompatibles.
Cuando política y negocios personales sean actividades excluyentes e incompatibles.
Cuando un avance tecnológico, o un milagro climático, permita a los países consumidores cultivar los productos con los cuales satisfacen sus adicciones. Entonces será legal el proceso y el consumo será tratado como un problema de salud y no como herramienta política.
El camino a recorrer es largo y tortuoso. La paz tiene una connotación más profunda que la simple ausencia de disparos.


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