Un presidente que lleva cien días en su cargo y ya rompió el record de la baja popularidad en la historia, un Congreso de la República desprestigiado, una izquierda fraccionada y la ciudadanía cansada y con un marcado pesimismo hacía el futuro como país, es el panorama en el inicio del mandato de Iván Duque.
El precio de la gasolina más caro de la historia del país, una reforma tributaria que pretende gravar toda la canasta familiar y un Fiscal General de la Nación atornillado a su puesto después de ser salpicado con la extraña muerte del testigo estrella y su hijo en el caso de corrupción más grande de la historia de América Latina.
La educación sin presupuesto para poderse salvar, los estudiantes tomando medidas desesperadas para poder buscar un dialogo con el Estado y este, reprimiéndolos con el Esmad y la Fuerza Pública para dirimir las protestas.
El presidente del Congreso que cada que emite un concepto o lanza una idea genera polémica y alborota la realidad política de nuestro país, con propuestas como la supuesta Constituyente para establecer reformas a la justicia o electorales.
La falta de quórum para votar la posibilidad de entregarles las curules a las víctimas del conflicto armado interno, de cuenta del ego del líder de un sector político de nuestro país.(Lea la columna).
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