23 abril, 2024

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

La Guitarra de Bob Dylan

Por Jota Jairo Hoyos 

Nota: Yo me acosté anoche un poco triste al ver tantos periodistas que ya no nos acompañan y que eran realmente vitales para difundir temas de nuestra ciudad, región y país. El turismo y la política, la economía y la educación, el Medio ambiente y los derechos humanos, la ética y la institucionalidad. Son tantos ya que sentimos el vacío en cada rueda de prensa en estos nuevos tiempos. Paz en sus tumbas, eternidad a sí memoria.   

Bob Dylan, músico, compositor, cantante y poeta estadounidense, ampliamente considerado como una de las figuras más prolíficas e influyentes en la música popular del siglo XX y de comienzos del siglo XXI.​​​ En 2016 recibió el Premio Nobel de Literatura.​ Ese Bob… 

Le regaló su guitarra a Carolo y nos la mostró a los periodistas una mañana de 2019 al proponerle al gobernador del momento hacer un homenaje al músico gringo. 

Si le pedías un barillito, con gusto sacaba de entre su mochila arhuaca una pequeña cajita metálica con 5 cigarros bien armados. Era su dosis personal y para compartir. Carolo cuánto cuesta… nada hermano, a los amigos no se les puede cobrar, máxime si son consumidores vergonzantes y solapados. 

Su Pellizco mereció hace unos 3 años el premio de periodismo del Club de la Prensa de Medellín, en categoría Revista. Una mezcla de irreverencia con el establecimiento, defensa de los animales y de los derechos de los indígenas, campesinos y olvidados y de acompañamiento institucional en muchas ocasiones, a gobiernos de todo tipo. Era también el camino de conseguir la pauta publicitaria que lo mantenía en circulación.  

Claro también defendía su gusto por la yerba por la cual el gobierno holandés le pagaba por «catar» marihuanas para que en los parques permitidos de Ámsterdam los jóvenes pudieran hacerlo. Bueno, a 3 cuadras estaban también las vitrinas con ofertas de prostitutas de muchas partes del mundo. 

Ese man se adelantó 50 años, medio siglo, a tantas barbaridades maravillosas por las que hoy muchos aún se ponen sus manos en la cabeza. 

Empecé a estudiar periodismo en la U de A en 1976 me iba caminando con mi compañera Marta C hasta el centro por todo Juan Del Corral, ella seguiría subiendo a su casa de Buenos Aires y yo a Maturín a tomar el bus amarillo para Envigado.  

Muchas veces pasamos por el pasaje Junín Astoria y nos topábamos con una pequeña puerta oscura que conducía a unas escalas subterráneas hacia su Caverna. Una tienda de sorpresas, artículos de cuero y cueros para lo otro. Saben que, hoy me parece grata la expresión de muchos que lo recuerdan como era, lo que fue, lo que quiso ser. ¡Un inolvidable!