27 junio, 2024

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

La guerra se metió al apartamento

Dario Ruiz

Darío Ruiz Gómez 

Referirse a las guerras periferias como las guerras de Vietnam, Camboya, las guerras africanas sucedidas en países o regiones remotas mientras en Estados Unidos las gentes continuaban en su vida cotidiana indiferentes a la tragedia que padecían diariamente sus soldados, hijos, amigos, llevó a la condena pública de esas guerras por parte de muchos intelectuales, científicos, de muchos jóvenes en memorables manifestaciones.

“Cuando una madre norteamericana reconozca que una madre vietnamita es igual a ella y que sus hijos son seres humanos y no exóticos extraños comprenderán la obscenidad de esta guerra, la inutilidad de estas muertes” reclamaba James Baldwin.

¿Para qué ser un héroe de guerra y para qué tener una patria? Como no hubo ni la más mínima información sobre la llamada Guerra del Golfo ésta no sucedió tal como lo analizó Baudrillard. Treta utilizada para que la ciudadanía no se entere de las infamias cometidas a diario por el ELN y las Farc en Arauca: la brutalidad contra los campesinos, el mismo asesinato de un Obispo no han logrado adquirir la categoría jurídica de crímenes de Lesa Humanidad, de atrocidades condenadas por los Acuerdos de Roma, de manera que también la sociedad calla y al hacerlo se ha hecho cómplice de estas infamias. Y esto fue lo que hasta esta semana sucedió con el Cauca cuya tragedia a conveniencia de unos y otros ha sido ignorada a pesar de los desplazamientos, del permanente reclutamientos de niños indígenas.

Pero esta no es una guerra ni tampoco el choque entre fuerzas del Estado y un grupo de rebeldes sino una demostración de violencia escenificada por un gran poder que nadie se atreve a nombrar; mientras los mercenarios destruyen las sedes de la Policía y asesinan a mansalva jóvenes policías las gentes nativas con sus celulares registran impávidamente estos asaltos o secuestran a los soldados o policías para impedirles que persigan a los criminales. 

¿No está en Suárez el cuartel del Ministerio de la Igualdad de Francia Márquez? “El Tiempo” del 18 de abril, recordemos, informó que la estrategia de Iván Mordisco consistía en agrupar las Organizaciones indígenas para continuar los enfrentamientos contra las autoridades.

¿Cuáles de los dirigentes indígenas pueden ahora ser calificados de cómplices de esta violencia? La calificación moral de cómplice es una necesaria aclaración que se hace como en el caso del nazismo o del estalinismo a quienes al permanecer mudos ante las matanzas de millones de seres humanos se convirtieron por pura cobardía moral en cómplices de estos desatinos.

Bajo lo que llamamos buenismo naturalmente propio de la “izquierda buena” referirse a etnias indígenas es una generalización antropológica bajo la cual debemos considerar que todos los indígenas “son “buenos” y por lo tanto incapaces de cometer bajezas, de convertirse en brutales sicarios.

¿Qué pronunciamiento en defensa de sus comunidades contra este exterminio de sus propias gentes ha hecho el CRIC? La llamada Ley Indígena es la causante directa de que estas responsabilidades no sean asumidas por los miembros y miembras de esas etnias ¿Por qué ninguna explícita condena de esta violencia por parte de nuestra Iglesia de Puebla? Pero la tragedia del Cauca ha entrado ya a través de las imágenes de la t.v. en el interior de las casas de las gentes de ciudades y universidades de manera que de manera inesperada pero absolutamente lógica o somos cómplices o somos responsables ante estas brutalidades.