29 marzo, 2024

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

La farsa de la política y los farsescos

Dario Ruiz

Darío Ruiz Gómez (foto) 

El verso de Castro Saavedra: “Esta es Colombia Pablo” se utilizó  con ironía para referirse  a nuestro  folclórico  escenario nacional con actores y comparsas de medio pelo, revolucionarios entregados al arribismo social  junto a la frígida burocracia estatal, al lado de los empresarios que dicen combatir, mientras el poder judicial se degenera y no se dan los mecanismos necesarios para controlar y sancionar la corrupción.  

Desde Grecia, Aristófanes recurre a la más desenfadada sátira contra estas adulteraciones de la vida social, contra el decaimiento de las costumbres políticas y la mascarada en que llega a convertirse la práctica de la política cuando se la dedica a toda clase de mendacidades. 

Pero esta “nueva aristocracia de la corrupción y de la mentira política” en Colombia tiene un problema que ya Hernando Téllez llegó a señalar: los “recién aparecidos sociales” quieren posar, vestir a la alta moda, tener casa de campo para “asaditos exclusivos”, pero como carecen del linaje social requerido, su vocabulario y sus gestualidades, su engolada retórica se convierte rápidamente en algo desastroso como lo demuestran con su ordinariez agresiva mezcla del estilo desgualetado del madurismo y del Drag Queen ciertas figuras representativas del petrismo o del santismo. La cutrería española de Podemos enquistada en esta nueva versión de nuestra lobería “progresista” Odio a la élites, a la aristocracia del espíritu pero actuando como una caricatura de esas aristocracias. 

Tal como se ha denunciado, en la toma política que de EPM ha hecho el quinterismo a la nómina existente se le han agregado nada menos que 723 nuevos funcionarios(as) lo cual supone un desproporcionado aumento del gasto burocrático en detrimento de las verdaderas metas fijadas a futuro por la empresa. De manera que lo que ha primado en este amasijo ideológico de un petrismo con arepa y quesito, de un maoísmo de sanchocho con Old Parr son sus intereses particulares colocados por encima de los propios intereses de una empresa pública y lo están haciendo dando un espectáculo farsesco donde, caso de Medellín o Bogotá, Cali, le han caído sinvergüenza alguna a desmantelar el Patrimonio Público. La incultura y la ignorancia dándose la mano.   

Ser testigos de algo tan deprimente y farsesco como  la condena pública del expresidente Uribe  respondiendo a razones de odio y rencor por parte de la justicia de alcantarilla de la Corte Constitucional  cuyo portavoz al leer el comunicado de condena, dictado realmente detrás de bambalinas por el rey de los ratones, mostró un gravísimo irrespeto al Derecho, su desconocimiento del uso del español, lo que nos demuestra que la historia que estamos viviendo   entre lo bufo y lo burlesco sigue respondiendo en Colombia a una nueva mutación de la eterna patria Boba, pero estableciendo la necesaria diferencia que se da entre aquellos criollos bobos – agregándoles el eterno bogoteño – que creyendo que al vestirse como las damas y caballeros de la Corte madrileña, haciendo de los Derechos del Hombre mera fonomímica se habían transformado en damas históricas y conspicuos estadistas, y estos exalborotadores de asamblea estudiantil, estas ideólogas(os) de un multiculturalismo beligerante, esta ramplona burocracia surgida de la nada que, recordando a veces su pasado social inmediato, curiosamente, detestan  todo lo que huela a pueblo y  eluden la disciplina, el profesionalismo que debería exigirles un gobierno transparente, el cambio moral que supone la cultura a la cual adulteran  para acallar su mala conciencia. En 5300 millones subió el costo mensual de este nuevo club de amigos que en muchos casos desplazó la experiencia fundamental de antiguos empleados para remplazarla por la inexperiencia y la improvisación. Una política, insisto, que rescate la moral y con ella la tarea de rescatar el ágora para devolver la palabra a todos los ciudadanos sin discriminación alguna será la única política capaz de oponerse con éxito a esta farsa y a estos farsantes.