28 marzo, 2024

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

La echaron de la U. de Medellín, porque no aprobó dos primas técnicas de $60 millones a dos amigos del rector

@UdeMedellin_ @sergio_fajardo @FedericoRes  

Como lo informó ayer el Reverbero de Juan Paz, el nuevo rector de la Universidad de Medellín, Federico Restrepo , viene implementando un estilo de administración que riñe con lo ético y lo politiquero.  

Uno de los cambios que realizó en los últimos días, fue el de la jefe de Contabilidad, Costos y Presupuestos, Anna Lorena Castaño, quien había llegado al cargo meses atrás. 

Según trascendió en los claustros de la universidad, su salida se debió a una solicitud que desde la alta dirección le hicieron para que aprobara una nueva adición presupuestal que otorgara una prima técnica de $60 millones, a cada uno de los dos nuevos vicerrectores que llegaron a acompañar la gestión del rector Federico Restrepo. 

La funcionaria se negó a tal solicitud, por no estar estipulada en el estatuto administrativo y financiero de la institución. Ante su negativa, el asistente rectoral, Esteban Jaramillo Ruiz, que tiene altos alcances en esta administración, increpó a la funcionaria para que accediera a la petición, argumentando que era una orden del rector, por lo cual, ella le solicitó quedara por escrito. La respuesta de la nueva rectoría fue contundente, y un día después Anna Lorena Castaño fue notificada de su despido. 

Este tipo de decisiones autoritarias son cada vez más frecuentes en el Claustro. El Reverbero de Juan Paz recibió algunas llamadas de docentes de tiempo completo, quienes denuncian presiones por parte de directivas, para que asistan a las aulas de clase a pesar de tener enfermedades de base que no les permite estar en la presencialidad, mucho más cuando ya llevan un año cumpliendo a cabalidad con sus labores desde la virtualidad. 

La presencialidad es un capricho del fajardista rector Restrepo, a quien poco le importa la salud de sus empleados y estudiantes, a tal punto que en los pasillos de la universidad se habla de una «lista negra» que contiene los nombres de los docentes que han decidido continuar en la virtualidad.  

Pero no solo el temor es de los docentes. Durante la primera semana con el modelo de alternancia, no se sobrepasaron los 600 registros de ingreso, con un promedio de tres estudiantes por clase, cuando las aulas están acondicionadas para recibir 18 personas. 

La medida estipulada por Restrepo de manera inconsulta y a pupitrazo limpio no ha caído bien en un amplio sector de la comunidad académica.