La democracia no se defiende con la intimidación

Por Nicolás Albeiro Echeverry 

Mientras en la Plaza de Bolívar se pretende ejercer presión sobre el Congreso de la República, reitero mi rechazo absoluto a cualquier intento de intimidación contra los senadores que, en uso de su legítima facultad constitucional, radicaron la ponencia de archivo de la reforma laboral.

Las amenazas y descalificaciones dirigidas contra la Presidente de la Comisión Séptima, Nadia Blel, el Presidente del Senado, Efraín Cepeda, la Senadora Esperanza Andrade, y otros congresistas, constituyen un grave atentado contra la independencia del Legislativo.

La democracia no se defiende con intimidación ni con señalamientos desde el poder, sino con respeto por las instituciones.

Hoy más que nunca, es fundamental garantizar que el Congreso pueda deliberar con autonomía y sin presiones externas. Convocar marchas para influir en decisiones legislativas es una peligrosa estrategia que pone en riesgo la estabilidad democrática del país.

Hago un llamado a las autoridades para que activen de inmediato las medidas de seguridad necesarias para proteger la vida e integridad de los congresistas amenazados y eviten que estas movilizaciones se conviertan en un mecanismo de coacción.

Desde el Senado, seguiremos defendiendo a los colombianos de reformas que atenten contra el empleo, la empresa y la estabilidad económica. Nuestra obligación es con el país, no con una agenda ideológica que busca imponerse con miedo.