La crítica a los Campus cerrados lleva ya más de setenta años de existencia. En Alemania hacia los años 60 pensadores como Schelsky, Dahrendorf estuvieron presentes en una fructífera discusión centrada en este tema: el Campus aísla a estudiantes y profesores de la experiencia de la ciudad y de la Historia del presente en lo universal. Lo primero que uno observa es que el estudiante de origen modesto comienza por renunciar a su identidad social y entra en un vacío donde es fácil presa de los adoctrinadores políticos que los convierten en carne de cañón de sus fechorías. Lo segundo es que se produce respecto al conocimiento una especie de tautologia cuando el profesor perezoso-la mayoría- recurre no a los libros como fuente de consulta sino que previamente entrega para su lectura los mismos cinco o seis textos copiados de internet. El conocimiento necesita del diálogo, de la contrastación que está afuera y estudiantes y profesores necesitan de la lealtad al origen para que el conocimiento tenga una ética necesaria. Mayo del 68 en Francia supuso la crisis de un concepto de universidad. Amurallarlas significa en Colombia la persistencia de una universidad que no se pregunta y que burocratizada cae fácilmente en la corrupción a través del amiguismo, de las componendas y ser víctima del terrorismo. El problema del conocimiento que debe partir de las nuevas realidades se congela en el tiempo para que los burócratas lo usufructúen a su antojo pues el problema del conocimiento científico, tecnológico, obedece a procesos internos específicos mientras los demagogos pretenden mantener la discusión sobre el conocimiento en categorías políticas sobrepasadas por la Historia. De ahí el fanatismo de disfrazados mamertos, helenos, maoístas para los cuales la praxis política no ha implicado nada. Desde hace treinta años el proyecto de unir en un campus la Facultad de Minas, El Colegio Mayor de Antioquia, el Instituto de Antioquia, el Pascual Bravo, el ITM incorporando el Cerro El Volador e incorporando los campus de la Universidad Nacional a la Universidad de Antioquia siempre contó con propuestas de la Facultad de Arquitectura de la Nacional, la última hace ocho años rigurosamente planteada, diseñada para que finalmente fuera desechada, tal como lo han hecho las distintas Alcaldías en las cuales hasta hoy Medellín ha carecido de lo más apremiante: planes de renovación urbana que impidan el deterioro de lo ya construido o sea de los espacios históricamente conquistados por las comunidades. La urgente renovación de La Iguaná se quedó también en el aire.
Muchísimos años ha permanecido Barranquilla en obra negra y hoy mismo sigue siendo un tajo encementado pero no una avenida categorizada por su amoblamiento, por su arbolado y por no haber integrado barrios que siguen estando aislados.
Desde la Plaza Minorista hasta el Parque de los Deseos se vive un infierno ante la falta de racionalidad en el tráfico. ¿Por qué no se salvó el barrio Sevilla conservándolo como vivienda e impidiendo su deterioro? Abruptamente Carabobo se corta y no se prolonga hasta Aranjuez de manera que Zamora queda como un espacio residual y este azaroso cruce se convierte en algo infernal ya que también lo que se contempló como un bulevard que iría desde Bolívar hasta el corazón de Manrique se olvidó y todos los barrios aledaños quedaron bajo el estigma de la segregación.
¿No está aislado el Parque Norte? ¿A qué se dedicó la EDU cuando suplantó las funciones de la Oficina de Planeación? No desde luego a recuperar los barrios, a integrar los sectores fracturados, a racionalizar el embate de la especulación urbana sino a hacer edificios como el mamotreto de su sede. El Jardín Botánico como la Universidad de Antioquia quedaron aislados en sus lotes por verdaderos anillos de miseria, negados a la integración a la ciudad y defendiéndose de las bandas de droga, de los asaltantes, gracias al enmallado.
El proyecto ganador del Concurso sobre el Museo de Antioquia integraba el confinado Campus de la Universidad de Antioquia creando corredores peatonales a través de Cúcuta, Cundinamarca y Carabobo, Juan del Corral, para que sin traumas, colonizando esos espacios como áreas creativas, los estudiantes y profesores se integraran al Centro y los ciudadanos tuvieran una nueva actividad económica: la ciudad estaría así en la Universidad y la Universidad en la ciudad.
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