19 abril, 2024

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“La ciencia criolla”: desde la Universidad de Antioquia para el mundo

Por Claudia Posada

“La ciencia criolla” es una especie de máxima que escuchamos casi al final de la  charla, este jueves 7 de mayo, que a manera de simplificación eufórica,  pronunció  el rector de la Universidad de Antioquia, John Jairo Arboleda Céspedes, al cerrar la presentación que hiciera con algunos eminentes profesores del equipo de investigadores de la Escuela de Microbiología y de la Facultad de Medicina, para que supiéramos de qué se trata el Protocolo Colombia.

Este es un trabajo colaborativo que nace en la mencionada universidad pública, cuyo avance hasta el momento, para un diagnóstico preciso, rápido y especifico del  SARS-CoV-2 (“Culpable” del corona virus bautizado Covid-19) nos deja perplejos y muy emocionados. ¿Por qué? No solamente porque el diseño y desarrollo del Protocolo Colombia es una realidad grandiosa en el campo de la salud pública, sino porque testimonia la magnitud de las capacidades “criollas” que se ponen a prueba un sinnúmero de veces, y de las que salen triunfantes, casi siempre, si nos circunscribimos a la Universidad de Antioquia. Y no se trata,   de ninguna manera, desconocer otras universidades públicas y privadas del país, muy competentes,  sino -hay que decirlo- porque suelen descalificar con posturas cretinas y rótulos  despectivos, a nuestra Alma Mater, particularmente cuando se hacen reclamaciones mediante prácticas inadmisibles en las que no necesariamente participan los dolientes sino, sobre todo,  infiltrados.

No es la primera vez que los adelantos logrados gracias a investigaciones en distintos campos, de equipos conformados por estudiosos al interior de la Universidad de Antioquia, nos impactan gratamente con los resultados que aportan inmensamente desde la academia (tan despreciada por algunas mentes obtusas, generalmente, afianzadas en las esferas de poder y decisión, esto es lo más grave); y es que como lo decía el rector Arboleda Céspedes,  la misión de toda universidad pública, entre otras, es servirle a la sociedad. Esto se mencionó cuando en algún momento de la charla, preguntaron si acaso  no era necesario patentar el Protocolo Colombia,  no sea que se vaya a presentar la comercialización de la prueba con fines únicamente mercantilistas.

Entendimos, según los científicos presentados, que actualmente en Colombia, y por recomendación de la Organización Mundial de la Salud (OMS), se detecta el virus presente en portadores humanos, con el método o Protocolo de Berlín. El líder de esta investigación en la Universidad de Antioquia es el profesor de la Escuela de Microbiología Gustavo Adolfo Gámez de Armas, quien explicó las ventajas del Protocolo Colombia con respecto a las  guías de detección de la enfermedad, establecidas en otros países; entre ellas, el que nos mencionan como los CDC (Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, de los EUA); es decir, lo interpretamos como que, las pruebas para saber si un paciente es positivo o no, para el Covid-19, siguen la metodología de diagnóstico de los CDC, o el Protocolo de París y, en Colombia, el de Berlín. Estos tres surgieron muy al principio de la aparición del virus, o sea que no había mucha información sobre el genoma y sus características, simplemente la morbilidad y mortalidad mostraba cuadros críticos, severos o leves de enfermedades respiratorias, como una Neumonía en distintas etapas.

El profesor  Andrés Felipe Zuluaga Salazar, Coordinador del  Laboratorio Integrado de Medicina Especializada -LIME-, de la Facultad de Medicina, fue muy preciso al señalar que “Los protocolos disponibles están dirigidos esencialmente a detectar los genes E, N y RdRP, componentes de este y otros coronavirus existentes. Sin embargo, el Protocolo Colombia va dirigido a unas secuencias genómicas del gen S, el cual codifica para la demografía, cultura, medio ambiente y velocidad de respuesta del gobierno”.  De ahí que comprendamos porqué es muy importante, e indudablemente valiosa para el mundo, la investigación que aportará al manejo de la actual pandemia, para el nuestro y demás  países afectados. En la investigación y acciones relacionadas con elProtocolo Colombia participan biólogos, microbiólogos, médicos, bacteriólogos, ingenieros, estudiantes, personal administrativo no docente y funcionarios de logística, de la UdeA.

“Lo novedoso del Protocolo Colombia es que no se trata de una simple metodología de diagnóstico. Este comprende una serie de alternativas moleculares, experimentales y complementarias entre sí, que empleadas de manera combinada o independiente, de acuerdo con las condiciones propias del lugar del país donde se apliquen, permiten detectar el SARS-CoV-2 a unos niveles de especificidad y sensibilidad iguales o superiores a los mostrados por el Protocolo de Berlín. Esto redunda en un diagnóstico más preciso», Lo expresó con la seguridad del erudito, el líder de la investigación, profesor de la Escuela de Microbiología, Gustavo Adolfo Gámez de Armas.

Son muchas las ventajas que llevan a pensar el impacto tan sumamente favorable para el control de la pandemia, el trabajo que adelantan en el Alma Mater; y vale la pena señalar que el haber aislado en un tubo de ensayo  el virus del covid-19 -otra emocionante noticia que nos dieron el mes pasado los investigadores de la SIU (Sede de Investigaciones Universitarias, UdeA) garantizó un insumo altamente apreciable que se aprovechó en la investigación para el Protocolo Colombia. Contener el avance de la infección, es un reto que obliga a todos los países colaborar intensamente compartiendo la información científica que es útil en este momento (y parece que así se está dando); pero además, exige a los habitantes de toda localidad y región, grandes dosis de serenidad, confianza en sus instituciones, creatividad, solidaridad,  e iniciativas para que frente a la nueva realidad, no nos resignemos.

Al ser un protocolo versátil, dijeron en la charla, Colombia no tendrá que depender mucho de la importación de los insumos necesarios para realizar las pruebas, valioso argumento entre los de carácter científico, que apoya la propuesta presentada por el rector del Alma Mater. Volvemos a lo que una y otra vez se hace evidente: Lo que necesitan las universidades públicas son recursos permanentes para  la investigación. El fortalecimiento de la Educación en Colombia es lo imperativo hoy, desafortunadamente no es la prioridad para quienes reparten o aprueban el presupuesto de la Nación.