28 marzo, 2024

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

La campaña de Fico Gutiérrez

Orlando Arenas

Por Orlando Arenas Tamayo                          

El trabajo que adelanta Federico Gutiérrez FICO, exalcalde de Medellín, “es de filigrana, de cara a la comunidad y pensando siempre desde los problemas del país”, se afirma en una columna de Juan Paz, el buen periodista paisa publicada el 8 de agosto, tomando textualmente, las declaraciones del personaje.              

De Gustavo Petro decimos que ya mostró que es buen senador y un mal administrador, mientras que de Fico solo podemos afirmar que ya fue alcalde con balance social mediocre, sin disminución significativa de la pobreza y con aumentos graves en materia de inseguridad. Se le reconocen iniciativas importantes como la del aire limpio al iniciar la implementación del parque automovilístico eléctrico, la ampliación y construcción de nuevas ciclo rutas y algún esfuerzo por la cobertura educativa en la básica primaria, pero afectó la movilidad llenando de materas las vías, de cámaras de foto multas para enriquecer a terceros concesionarios del tránsito y alegando que no le importaba la plata sino la vida de sus conciudadanos, como si los medellinenses fueran estúpidos. Su bandera fue la seguridad de la ciudad, programa que fracasó, la capital paisa se vio afectada por diversos problemas en esta materia y su Secretario de Seguridad fue llevado a la cárcel acusado de mantener nexos con las bandas organizadas de la ciudad.  El balance de la gestión no es satisfactorio y esta afirmación puede verificarse contrastando las cifras de Planeación Nacional durante el tiempo de su mandato y confirmar que se rajó en todos los ejes estratégicos de su programa.  

Lo más grave, al final de su mandato, fue su terquedad en defender al candidato Santiago Gómez, para seguir siendo alcalde por ante su secretario, en una actitud desvergonzada y abiertamente parcializada en contra de otros candidatos. Mostró el cobre sin reflexionar en que la opinión lo distinguía como una esperanza, pero pensó que el mundo se le acababa sino imponía el triunfo de Gómez y malgastó sumas importantes del presupuesto de Medellín en promover su campaña, haciendo renunciar a sus funcionarios para que se pusieran al servicio de la misma y coordinó todas sus visitas a las comunas prácticamente con la agenda de visitas del candidato. La sociedad le cobró y Gómez fue un fiasco político, como sanción social por haberse prestado para que el gobierno de Medellín cayera en manos de secretos o muy raros intereses capitalinos y en contra de la ciudad con el triunfo de Daniel Quintero.  

Defiende como es lógico la protesta pacífica y califica de terrorismo urbano lo que viene sucediendo en el país, acusando a la izquierda de esta estrategia, en una evidente maniobra para tratar de granjearse el respaldo del centro, al que pertenece, aunque haya impedido su triunfo. Se refiere a la pobreza que abruma a los colombianos y afirma que entre todos tenemos que cambiar esto, otra simple frase de cajón para, al final, dejar la sensación de engaño y mentiras que es lo usual en la “democracia” colombiana.        

Afirma Fico, y no le da pena, que “la seguridad se logra con esta mezcla: hay que tener mano dura con la criminalidad y, al mismo tiempo, debe haber factores sociales y oportunidades para la gente”, olvidando que la seguridad que prometió en su mandato se redujo, como en otras ocasiones y otros alcaldes, a simples pactos del fusil entre combos y nada de generación de oportunidades para los jóvenes para los cuales no tuvo tiempo, programas ni gestión. 

Duele recordarle que esas oportunidades no existieron en su gobierno y que, en materia de educación, en lugar de crédito sin intereses, para que muchísimos jóvenes de Medellín estudiaran y luego pagaran su crédito con su ejercicio profesional, lo que hizo fue seguir con las becas que son regalos de los politiqueros a los sectores que les hacen política.  Las becas EPM y otras tantas figuras para gastar a nombre del alcalde lo que es del pueblo, no generan gente agradecida, ni siquiera generan calidad académica pues se sabe de profesores regalando notas para que los estudiantes mediocres no perdieran las becas para sus instituciones y sino, que rastreen la huella de calidad dejada por los egresados beneficiados, su grado de relevancia social y académica para que entendamos el problema y sus  resultados, Antioquia y Medellín rajados en las pruebas de conocimientos que realiza la sociedad siguiendo parámetros internacionales. Los restantes miles de jóvenes no alcanzan la beca y sienten con dolor el desequilibrio entre sus derechos y las mínimas posibilidades de que gozan para ejercerlos.  

Nada bueno dejó Federico para recordarlo y es una lástima que despilfarre su hoja de vida llenándola de lunares clientelistas. Afirma que tiene amigos en todos los sectores y eso es cierto porque nadie desconoce su importancia política, pero debiera advertir que muchos fuimos amigos de sus iniciativas y ahora enemigos de sus propuestas por populistas y porque luego se desvía de los propósitos del programa hacia las grandes inversiones en pauta en contra del presupuesto y en favor de su narcisismo. Recuerdo a Antanas Mockus pidiendo perdón a los bogotanos por errores suyos y eso lo ennoblece. Si Fico es capaz de pedir perdón a la sociedad de Medellín, muchos volverían a respaldarlo. Esperemos a ver si su orgullo es más grande que su ego, porque todos tenemos errores y es de honestos reconocerlo y rectificar.