18 abril, 2024

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

La cadena de la cartelización de los medicamentos

@CGR-Colombia @pipecordoba

 El tratamiento del Síndrome de Morquio se hace con un medicamento llamado Vimizim (nombre comercial de elosulfasa alfa). Su precio no está regulado.

La Contraloría General  abrió un proceso de responsabilidad Fiscal por irregularidades en la distribución de Vimizim, medicamento de alto costo. Es una de las cadenas alrededor de varias de las 2.198 enfermedades huérfanas en Colombia.

Biomarin, el laboratorio de los Estados Unidos que lo fabrica, tiene un solo precio para los importadores colombianos.

El valor de un frasco de 5 ml. es $2.592.217, lo que se traduce en un incremento del 516% en el valor recobrado, para un total de más de 49 mil millones de pesos solo en 2017.

Las cifras comparativas de las entidades que más recobran llamaron fuertemente la atención de los investigadores de la Contraloría.

En 2016, Medicarte hizo 131 recobros, mientras que un año después hizo 429. De un año a otro, Audifarma pasó de 14 recobros a 311 y la Cooperativa Epsifarma saltó de sólo 8 recobros a 82 en el año siguiente.

Especial atención se ha puesto en el Grupo Ospedale S.A, que lidera las negociaciones con aseguradoras para prestar el servicio de una red de Clínicas y Hospitales que, según la Contraloría “está cartelizada en cuanto al portafolio de venta de productos y de servicios”.

Su objeto social es la importación, distribución y entrega de medicamentos de alto costo para las IPS que conforman su propia red. “Esto permite la estructuración de actividades que contravienen la normatividad vigente”.

Según la investigación que conoció Caracol Radio, estas actividades incluyen autoprescripción, automedicación, control de precios de transferencia y prácticas anticompetitivas desde su red de prestadores.

La vulneración del mercado se hace con conductas como demanda inducida, acuerdos de precio, constreñimiento médico y prácticas monopolísticas.

La Contraloría asegura que hay una posible existencia de cartelización, “además de otras prácticas restrictivas del mercado, ejecutadas de manera sistemática, en cabeza de Mauricio Vélez Cadavid (accionista, directivo o miembro de junta), de un grupo de sociedades involucradas, entre ellas Nueva Clínica Sagrado Corazón, Clínica Antioquia, Inversiones Oportunas, Industrias Médicas Sampedro y Medicarte.

El tratamiento neto de un paciente en Colombia, según Biomarin, cuesta en Colombia 1.200 millones al año, lo que da una idea de las ganancias que se obtienen al prescribir drogas a pacientes que no lo  necesitan o a enfermos inexistentes.

Los principales autores involucrados en esta red son:

Audifarma: Distribuidor exclusivo de Vimizim (además, dentro de su holding de empresas, también tienen IPS).

Medicarte: IPS especializada en aplicar medicamentos de alto costo, incluido el Vimizim, que, además, distribuye.

Laboratorio de la Universidad de los Andes: Se encarga de hacer el diagnóstico que confirma el Síndrome de Morquio, gracias a un examen de leucocitos. La investigación involucra, además, a numerosas IPS, EPSD, entes territoriales, médicos genetistas que prescriben y fundaciones de pacientes.

CÓMO OPERA LA CADENA

El medicamento es fabricado y traído a Colombia por el laboratorio Biomarin, que firmó un contrato con la Fundación ASÍ Colombia, encargada de reclutar personas con la enfermedad.

Los distribuidores del medicamento, Audifarma y Medicarte, son convenientemente dueños de varias IPS que diagnostican, prescriben y aplican el medicamento.

El laboratorio de la Universidad de los Andes, a su vez, es la única entidad que realiza el diagnóstico que confirma, como se ha dicho, la enfermedad “y podría decirse que está por fuera de la cadena, pero dentro de la investigación, se pudo confirmar, que el laboratorio Biomarin, le hizo una donación”.

La Contraloría está tras la pista de situaciones similares, con otras enfermedades y medicamentos, que se revelarán en los próximos meses. (Con datos de Caracol Radio).