18 abril, 2024

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Juegos Olímpicos: La ominosa y abominable presencia del dopaje

Por Enrique E. Batista J., Ph. D.

https://paideianueva.blogspot.com/

Al iniciar la segunda semana de los Juegos Olímpicos de Tokio, Blessing Okagbare, atleta de Nigeria, fue expulsada de dichos Juegos al resultar positiva con hormona de crecimiento, una sustancia prohibida por las autoridades deportivas mundiales. A su expulsión se suma la de otros 10 atletas del mismo país cuya participación fue vetada por similar motivo. 

Muchas voces dirán, con fundamento en muy sabidos antecedentes, que esos casos son apenas la punta del iceberg de tan horrenda práctica ilegal y peligrosa para la salud que viola los principios de la Carta Olímpica, entre ellos el del juego limpio. Se puede afirmar que la práctica deportiva mundial está enferma por los abundantes casos de dopaje que se detectan a diario.  Esta enfermedad está presente en los Juegos Olímpicos actuales y en todos los demás desde hace 2797 años en Grecia.  

Se estima que no menos del 20% de los atletas que participaron en los Juegos Olímpicos de Río – 2016 usaron drogas ilegales. También se ha afirmado que sólo uno de cada tres atletas no tenía un registro como antecedente de uso de sustancias ilícitas.  (https://rb.gy/pklqp5). Para los de Tokio – 2020 ese porcentaje se ha estimado entre 5 y 30%. Esto ocurre a pesar de muy reconocidos esfuerzos de las autoridades deportivas mundiales y de las civiles de varios gobiernos para detectar y castigar su uso. Por años, sin embargo, la práctica del dopaje no fue desestimulada o prohibida y hoy es consentida por muchos.   

Desafortunadamente, no es nada nuevo. La trampa para triunfar estuvo presente en los Juegos Olímpicos de la antigüedad. Se emplearon en esa época la difamación a competidores, obstaculización del desempeño de otros y soborno a jueces y a competidores. Además, se consumía una variedad de sustancias que se creía potenciaban el desempeño atlético, tales como higos secos (que son altos en calorías y carbohidratos), hongos, estricnina, vino, hierbas alucinógenas y opio; así mismo, consumían corazón y testículos crudos de animales bajo el supuesto de que mejoraban el vigor y la resistencia. No sabían los griegos antiguos que la testosterona, presente en los testículos, es sintetizada hoy y usada como droga estimulante.   

En la época moderna, uno de los primeros casos de fraude fue el Fred Lorz quien en los Juegos Olímpicos de San Luis – 1904 ganó el maratón, pero fue descalificado, ya que durante toda la carrera fue remolcado por un carro; dopaje mecánico se podría llamar hoy. (https://rb.gy/kfrinj). En esos mismos Juegos, Thomas Hicks recibió de su entrenador pequeñas cantidades de estricnina con brandy y clara de huevo, al finalizar el maratón colapsó y fue necesario revivirlo. En Roma – 1960, el ciclista danés Knut Jenson murió en la prueba olímpica de ruta, había y tomado roniacol, un estimulante de la circulación sanguínea (vasodilatador que puede disminuir la presión arterial). En los Juegos de Amberes – 1920, Charles Paddock tomó jerez con huevos crudos; ganó los 100 metros planos. 

Bien conocido es Ben Johnson quien en los Juegos de Seúl – 1988 quebró la marca de los 100 metros planos, para a los dos días ser descalificado por dopaje. En los Juegos de Sídney – 2000, la atleta Marion Jones ganó tres medallas de oro y dos de bronce; años después admitió haber competido dopada. En los Juegos de Tokio – 2020 (realizados en 2021) los atletas rusos no compitieron en representación de su país por una sanción debida a práctica de Estado para el ocultamiento del dopaje. Thomas Simpson, ciclista británico, murió en la vuelta a Francia de 1967 en el ascenso a Mount Ventoux por un ataque cardíaco; había consumido anfetaminas con alcohol.   

En los años 30 del siglo pasado empezó la fabricación de las drogas sintéticas, lo que causó que las anfetaminas se usarán para el dopaje más que la estricnina. Se inventó la testosterona sintética que producía pechos y hombros con músculos más pesados y fuertes. El Comité Olímpico Internacional -COI, que había separado su accionar directo frente al dopaje, en los Juegos de México – 1968 se tomaron pruebas a muchos atletas. En 1992 el presidente del COI decidió investigar el dopaje con la creación de un comité médico. 

Durante la Guerra Fría la Unión Soviética y Estados Unidos con muchos de sus respectivos aliados se apoyaron en los desarrollos de drogas sintéticas, con énfasis en anfetaminas y esteroides, para que sus atletas ganaran y establecieran marcas mundiales. Fue la guerra llevada a las entrañas del deporte, una ominosa práctica de guerra química y biológica para derrotar al enemigo en la lucha por el predominio ideológico y el comercial mundial. Como norma general, todos los atletas eran dopados, con frecuencia, sin su conocimiento; fueron vueltos soldados, envenenados sus cuerpos con drogas peligrosas, partícipes en una guerra que no les interesaba. (https://rb.gy/bmr1yi). Fue un dopaje patrocinado por los Estados, y todavía lo es por parte de algunas naciones como la ilicitud deportiva de permitir cambiar las muestras de orinas por otras inocentes tal como ocurrió, por parte de Rusia, en los Juegos Olímpicos de Invierno de Sochi – 2014.  

En todos los países del mundo, y en todos los deportes competitivos, hay atletas que se dopan por variadas razones sociales, emocionales, económicas y también geopolíticas; aunque la proporción que lo hace es hoy es algo más reducida.  El dopaje se ha detectado con mayor frecuencia en deportes como el ciclismo, levantamiento de pesas, boxeo, triatlón y baseball; a estos se agregan atletismo, futbol americano, lucha, patinaje y esquí. Los deportes paralímpicos no han estado exentos del dopaje. 

Si bien las distintas drogas ilegales pueden mejorar el desempeño atlético, los riesgos de severos daños para la salud son altos tanto en el corto como en el largo plazo. A pesar de ellos, nuevas drogas ilegales se siguen desarrollando con procedimientos científicos y tecnológicos cada vez más elaborados y con sofisticada ingeniosidad para no ser detectados.  

En 1999 se creó una organización independiente para luchar contra el dopaje en los deportes, llamada la «Agencia Mundial Antidopaje – WADA» (https://www.wada-ama.org/), que   ha expedido el «Código Mundial Antidopaje» y la «Lista de Sustancias Prohibidas» que a la fecha son 192. Para ser incluida en esta Lista la sustancia tiene o puede tener la propiedad de mejorar el desempeño, es o puede ser dañina para la salud del atleta, y viola el espíritu deportivo. Estas drogas crean adicción, cambios temperamentales, depresión, síntomas de abstinencia, alta presión arterial, problemas cardíacos, deterioro de relaciones familiares y de amistad, daños gastrointestinales, en el hígado y otros órganos, aterosclerosis y hasta la muerte (https://rb.gy/85tvx5).  

Entre las sustancias para el mejoramiento del desempeño (conocidas como PED) más usadas están la eritropoyetina (EPO), hormonas humanas de crecimiento, bloqueadores betas, diuréticos y esteroides anabólicos.  La EPO es bien conocida porque fue la que Lance Armstrong reconoció haber usado en las vueltas a Francia que ganó. Muchos ciclistas ganadores de las tres grandes vueltas han sido, a la vez, medallistas olímpicos. Se ha reconocido que el dopaje ha estado presente siempre en esa vuelta, en la de España, en el Giro de Italia y en muchas otras. El francés Jacques Anquetil, ganador de ocho grandes vueltas, entre ellas cinco Tours, alguna vez dijo: «Déjenme en paz, todo mundo se dopa». Anquetil, Fausto Coppi, Eddy Merckx, Armstrong y muchísimos más tienen en su haber la trampa como una mancha en su historial deportivo. (https://rb.gy/7mlmsq). Igual que la tienen los ciclistas españoles Óscar Sevilla, Alberto Contador y Alejandro Valverde, sancionados por uso ilegal de sustancias estimulantes. 

Mucho más reciente es la preocupación por el dopaje mecánico que consiste en esconder un motor dentro del cuerpo de la bicicleta o en la botella o caramañola. Así, se ha sostenido que el desempeño de atletas como Armstrong no se explicaría sólo por el consumo de EPO. El dopaje mecánico permite que el corredor use 110 watts adicionales. Esta tecnología ha estado presente, la atleta belga Femke Van den Driessche fue sancionada por seis años por usar un motor en su bicicleta en los campeonatos mundiales de ciclocrós de 2016; también fue sancionado Alessandro Andreoli en una competencia donde subió una cuesta a más de 50 kilómetros por hora. (Ejemplos del motor escondido en la bicicleta el lector los puede ver en los siguientes videos: https://youtu.be/vKgJ_Uhwfno,  https://youtu.be/jmPUze3WBTw).  

La pandemia del coronavirus abrió puertas para el uso no detectado de sustancias ilícitas por atletas que se preparaban para los Juegos de Tokio. La «Agencia Mundial Antidopaje – WADA» redujo casi a nada las pruebas; por ejemplo, en abril de 2019 realizó en el mundo 25.219 pruebas, mientras que en el mismo mes de 2020 las pruebas de orina y sangre fueron de sólo 578, dejando la duda sobre qué tan efectivos han podido ser los controles contra el uso antirreglamentario de las sustancias prohibidas.  (https://rb.gy/n6ssen).