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El ministro de Hacienda de Petro tiene la misión de sacar adelante una reforma fiscal que aumente la tributación de las rentas más altas
Por Juan Diego Quesada
El País de Madrid.
Si existiera un club de economistas felices, José Antonio Ocampo sería su presidente. El hombre a quien Gustavo Petro le ha encomendado la maltrecha economía de Colombia ríe a carcajadas a cada rato. El resto de clientes de la cafetería, que lo ha reconocido por sus andares similares a los del oso Baloo y su pelo gris y rizado, lo observa asombrado. El reto de pasar de una economía dependiente del carbón y el petróleo a una productiva no parece perturbarle lo más mínimo. Tampoco el meterle la mano en el bolsillo a los ricos de este país. Ocampo, de 69 años, nombrado ministro de Hacienda, ha dado clase en Cambridge, Yale, Oxford, Columbia. Sus colegas le consideran una mente brillante. Si Petro despertaba algún temor en los mercados, él parece haberlos despejado. (Lea José Antonio Ocampo).
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