18 septiembre, 2024

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

Insensibilidad e insensatez “adornan” a la clase política 

Claudia Posada

Por Claudia Posada (foto)

Decires y diretes, inasistencias, sesiones que se levantan por falta de quorum, trapitos al sol entre las bancadas, dan cuenta de cómo la Reforma a la Salud pisa callos. Ha habido tantísima desinformación sobre lo que se busca desde el gobierno y lo que quieren los legisladores, que ningún ciudadano que no esté enterado desde la fuente misma y punto por punto al detalle de las discusiones, puede asegurar qué es lo que pretenden las partes en el debate. Los congresistas defienden los intereses de las EPS, eso sí es claro. A estas alturas, con avances impresionantes en el mundo, pleno siglo XXI, para Colombia no han resuelto ni siquiera lo que respecta a lo más elemental del aseguramiento social en salud como es la garantía de que el Estado brinde la atención primaria a toda la población; increíblemente tenemos comunidades sin acceso al agua potable y a condiciones sanitarias adecuadas, derechos mínimos indiscutibles por los que todavía se sigue luchando. ¿Qué podemos esperar entonces de las discusiones para la Reforma?  

Sabemos que los miembros de bancadas de la oposición, entre otras tantas estrategias por el estilo, se retiran del recinto para desbaratar quorum decisorios y rematar con la táctica de ir a las redes sociales con verdades a medias y lavándose las manos. Les pueden más, a unos, el rencor hacia el mandatario, a otros la “inmermelada”, que sus deberes y obligaciones. ¡Y no les da pena!  Esta semana en el Congreso se levantó por falta de quorum, la sesión plenaria del debate que busca la transformación del Sistema Nacional de Salud, y se reprogramó para el martes 21 de noviembre. Ojalá se centren con responsabilidad en el asunto que les es debido; pierden mucho tiempo hablando de orangutanes y viajes al exterior (ya sabemos que priorizan los vainazos por encima de lo fundamental); por lo demás, quisiéramos medios serios cubriendo las sesiones e informando ampliamente como verdaderos canales entre los protagonistas de los hechos y los ciudadanos.  

Lo concerniente a lo que puede resultar al final de este asunto tan debatido; al que le han colgado trabas y arandelas ciertas unas, otras creadas para lograr que se cumplan deseos particulares que no coinciden con los objetivos pretendidos por cualquier sociedad comprometida con el bienestar social, sigue teniéndonos en la incertidumbre tal cual nos mantienen en otros temas de interés público; pero es que la salud es lo primero para una mínima tranquilidad; por eso coloquialmente se dice: “Mientras tengamos salud, lo demás es ganancia”.  Estamos en manos -como tantas veces- de lo que decidan los legisladores que los electores pusimos en el Congreso. Ellos, desde el mismo momento en que juraron servirle al país y a los colombianos, tienen resuelta su asistencia médica, medios de diagnóstico oportunos, cirugías, tratamientos…  

Los legisladores no tienen que hacer cola a la entrada de su EPS para que al paciente o al acudiente le den un ficho y con ese ficho esperar en una sala sofocante y atiborrada, que le toque el turno para entregar unos papeles y  que después  de dos horas le digan que van a pasar la documentación a estudio; tampoco a nuestros juiciosos padres de la Patria les toca esperar tres o cuatro meses -con un diagnóstico que preocupa como paciente- para que un especialista lo vea; además, la esposa de un congresista no vive en una vereda a tres horas de la cabecera municipal; en la Colombia profunda, en donde viven hombres, mujeres y niños de todas las edades con muy escasos recursos,  no hay ni siquiera un puesto de salud para prestarles asistencia preventiva. La insensibilidad a la que llegaron los políticos, está muy cercana a la infamia. ¡Y de su insensatez ni hablar! ponen a los ciudadanos a enfrentarse con lenguaje agresivo, ajeno a cualquier consideración respetuosa, con tal de ellos alimentar sus egos.