28 marzo, 2024

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

Inaccesible a la razón

 

Por Carlos Alberto Ospina M. (foto)

Es difícil explicar el sentido oculto que sugiere el extravío o la desaparición al interior del hogar de algunas prendas de vestir, los utensilios de cocina, los lapiceros, las llaves, la factura de los servicios públicos y el recibo para solicitar el cambio del regalo que no nos gustó; entre otros sucesos mágicos que inducen al desespero. Al parecer cada vivienda posee un arcano que hace de las suyas, burlándose de los afanes cotidianos.

¿Cómo remediar la colección de medias nonas que, ingresan a par, a la lavadora y salen huérfanas? ¿Qué garganta profunda se traga el único calcetín que combina con el traje sastre? Si bien varios indicarán que la prenda adquiere otro sentido de uso a tal punto que sirve de paño para lustrar los zapatos, filtro de tela que contiene la llave descompuesta, lazo para enganchar el tubo de escape del vehículo, inclusive, es materia prima para rellenar el cojín navideño, etc. No obstante, siempre existirá el costal de medias cojas.

Por arte de encantamiento el día del trasteo, la tarea de ajustar las tablas de la desvencijada cama, la reubicación de la nevera o el arreglo del lavamanos, de modo inexplicable, provocan que salte a la vista la dichosa prenda de nailon. “Aquel día me tuve que ir como payaso… y aquí estaba la hijuemadre” es la oración que rompe el disfrazado advenimiento. (Lea la columna).