28 marzo, 2024

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

Ídolos (as) con pies de barro

Dario Ruiz

Por Darío Ruiz Gómez 

Predicar con el ejemplo es una exigencia ética difícil de cumplir, sobre todo para quienes lo hacen desde una tribuna pública tal como sucede con algunos dirigentes de la llamada clase política, con los supuestos elegidos(as) por El Pueblo o por la Historia como populistas y fundamentalistas y que ofreciéndose como  salvadores(as) de ocasión ante las masas hambrientas o la clase media ahorcada por los impuestos y el miedo al coronavirus se supone que guardan el voto de pobreza, la austeridad que los líderes carismáticos deben guardar para alcanzar el respeto de sus seguidores (as). Con el desarrollo de los distintos medios de comunicación la facilidad de convertirse en ídolo de las nuevas masas, de los que llama Sartori el ser alienado por el televisor es una tarea aparentemente fácil pero casi siempre fatal para quienes se prestan a ello ya que en cualquier momento estos mismos medios son los encargados  de derribar  la falsa galería de íconos creados por la venalidad de todo aparato  publicitario. Mantener los pies en tierra implica por lo tanto el tener que vivir en la discreción de las democracias que no necesitan líderes histéricos sino grandes dirigentes cívicos. Predicar la revolución denunciando la corrupción se ha convertido en un machacado eslogan publicitario machacado por populistas que eran y lo seguirán siendo ídolos(as) con pies de barro tal como lo ilustra el cantante Silvio Rodríguez cuyas canciones fueron el himno de la referencia de una generación que hoy sobrepasa los cincuenta años. Se descubrió que Rodríguez el supuesto “héroe puro” es dueño de grandes propiedades en México y en la odiada Florida. Hoy ha pedido a Díaz-Canel que las “Boinas Negras “no sean muy duras” con los retenidos acusados de “terroristas”. 

 No voy a enumerar estos casos en Colombia porque la pandemia los ha ido arrojando a la playa uno por una.   

Vuelvo al llamado movimiento “Black lives matter” cuya traducción es bella: “Las vidas negras importan” – ¿y las otras? – y cuyo modelo de violencia y de odio tomó realidad en Colombia con las proclamas incendiarias de nuestro llamado Paro Nacional, un paro que en sus esquemas ideológicos nada tiene que ver con los levantamientos de la llamada izquierda histórica y se proyecta desde su ciego populismo hacía, al parecer, ningún objetivo fuera de la violencia por la violencia. Patrice Khan-Cullors es una de las fundadoras de este movimiento y también una de las más recalcitrantes fanáticas de este totalitarismo étnico con devastadoras marchas dirigidas a control remoto. Pero Patrice acaba de ser expulsada de ese movimiento al descubrirse que ella y su esposa habían adquirido tres mansiones entre los años 2016 y 2020 por valor de 1.5000.000 dólares y más recientemente una mansión en Los Ángeles por valor de 1.4000.000 dólares. Durante las protestas por el asesinato de George Floyd la Organización recogió más de 900.000 dólares para repartir “entre los pobres”. La grosera mentira de quienes hablan de “dar voz a quienes carecen de ella” de querer lo mejor pero no para los pobres sino para ellos. Hoy la crisis interna de esa organización se hace pública y todo “por vulgares problemas de plata” ya que desgraciadamente la plata corrompe y los falsos ídolos (as) paradójicamente son seres humanos proclives a caer en la trampa que la publicidad les tiende aspirando a vivir como los magnates que la t.v fábrica, tal como sucede con los dirigentes de Podemos en España, sus chalets y sus piscinas y los llamados “hijos de las FARC” en sus  palacetes de Suiza. 

Yusurun Moreno en un espléndido análisis en “Voz Pópuli” sobre este caso de terroristas pilladas llevándose el mobiliario, se pregunta sobre las consecuencias que frente a los pobres reales que seguirán viviendo en arruinados vecindarios negros, sufriendo de hambre, de falta de asistencia médica deben tener estas graves faltas éticas por parte de una dirigencia corrupta preocupada más por su imagen publicitaria que por cumplir sus promesas desmedidas.  

¿Qué conquista social supone para ellos matar a un policía? ¿Para qué destruir una ciudad con la locura con que lo han hecho sus seguidores de Primera Línea en Colombia?  

Las vidas de las gentes comunes importan más que sus manifestaciones de odio, que su barbarie dirigida a control remoto. Ídolos (as) con los pies de barro.