Por Gerardo Emilio Duque
German Blanco Álvarez político bueno e inteligente, gran amigo y senador de la República, me invitó al Carmen de Viboral para condecorar a un buen hombre, educador de dicha localidad, hermano de la encantadora Martha María Álvarez Betancur líder trabajadora y fogosa.
En el acto de condecoración se encontraba una monja simpática y amable que no tenía transporte para regresar a Medellín, donde se desempeñaba como rectora de un colegio. Yo me ofrecí de manera desinteresada a traerla de regreso a su destino. En el camino veníamos conversando y contando historias. Y entre esas y otras la monjita nos contó a Federico mi hijo y a mí, que estaba muy adolorida y afectada porque en las noticias dijeron que en el barrio Belén el marido levantó la mujer, la tiró desde un quinto piso de un edificio y la mató.
La monja decía: horrible cómo hacen eso, hasta dónde hemos llegado Dios mío. Yo le contesté a la monjita: si hermanita, ave María yo no sería capaz de hacer una cosa de esas, no sería capaz levantarla y tirarla por un quinto piso, no yo no sería capaz, esa señora mía pesa mucho.
%%%%%%%%%%%%%%
Rodrigo Salazar Pineda era secretario de tránsito de Medellín, hombre eficiente, bueno y experto en el tema de transporte. En una oportunidad un guarda municipal de tránsito, quien era subalterno suyo, le ordenó que detuviera la marcha del carro. El doctor Salazar acató el llamado de la autoridad, paró y dirigiéndose al guarda, le dijo: no sabía usted que al secretario de tránsito no se le para en la calle. Y la señora que venía con él contestó: y en la casa tampoco.
%%%%%%%%%%%%%
Elkin Medina Nichols (QEPD), ex contralor de Medellín, ex gerente de EEVV, le dio permiso a su hija para que asistiese a un concierto de rock donde participaba el grupo Los Toreros Muertos.
Coincidencialmente yo me encontraba con mi señora y el equipo de la Tesorería atendiendo la emergencia que se presentó en la quebrada La Iguaná y nuestra presencia consistía en manejar el banco de alimentos.
En plena función de Los Toreros Muertos estábamos realizando la gestión y se nos aparece Medina Nichols y pregunta: qué es ese estruendo tan horrible, qué escándalo y pa’ acabar de ajustar mi hija está allá metida. Medina puso el ojo en una rejilla que daba al coliseo y al ver ese espectáculo allá adentro empezó a gritar como loquito: qué hecatombe tan horrible, qué espectáculo tan grotesco, qué berridos tan estridentes, qué fumadero de mariguana tan berraca. Se ponía las manos en la cabeza y decía: mi hija como es de sana y metída en esa porquería, Dios mío. En eso paso una patrulla llena de policías. El doctor Medina apenas los vio empezó a decirles en voz alta con tono vociferante al estilo Gaitán levantando la mano: agente del orden, mecenas de la patria, entrad a este antro, disolved esa porquería, terminen con esa orgía antes de que nuestros muchachos sean degradados por esa depravación. Los venteros ambulantes, los porteros de los centros deportivos y transeúntes que pasaban no tuvieron más alternativa que aplaudir.
%%%%%%%%%%%%%
Dos ejecutivos muy importantes de la ciudad de Medellín colisionaron sus carros abruptamente en la puerta de un motel. Lo simpático del caso es que cada uno iba con la mujer del otro. Se bajaron a discutir los brillantes prohombres y apenas vieron las viejas, el con la del otro y el otro con la de él, dijo uno de los ejecutivos: este es un espectáculo grotesco, vergonzoso, nos puede acabar nuestra vida empresarial, muy doloroso para los dos y amerita que lo tratemos de manera prudente y silenciosa, lo mejor que podemos hacer es que calladitos sin decir nada, sin llamar al tránsito seamos equitativos cada uno coja su mujer, su carro y nos marchemos prudentemente. Y dice el otro: sí guevón muy equitativo, vos saliendo y yo apenas entrando…
Más historias
¡Fuerza Miguel!
¡Violencia, Maldita Violencia!
Los Susurros de Kico Becerra