16 octubre, 2025

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

Humor y política

Haga Click

Image Map

Gerardo Duque

Por Gerardo Emilio Duque

A una notaría del centro de la ciudad de Medellín llegaron un día dos habitantes de calle con su característica presencia andrajosa, indigentes, hombre y mujer preguntaron por el notario y este funcionario tapándose la nariz los atendió en el pasillo de la notaría

Les preguntó: en qué puedo servirles. Y el hombre contestó: nos queremos casar, ella no es de aquí de Medellín, pero yo sí. Y cómo se conocieron, preguntó el funcionario. Ahh, pues un día a la orilla del rio Medellín ella me vio, nos encontramos, ella me dijo cómo vas maricón y yo le dije bien piroba hijueputa, que hacés home gonorrea, bien sarnosa  y así de piropo en piropo nos fuimos enamorando.

%%%%%%%%%%%%%%

Cierto día nos fuimos para el hospital San Vicente de Paul a la unidad infantil a hacer una visita para mirar qué requerían los niños y en una cama estaba un niño con la cabeza envuelta con una venda blanca, las manos enyesadas y un poco de sangre en la venda.

Angustiado le pregunté que le pasó mijo y me contestó: mi mamá que me pegó. Por qué le pegó tan horrible. Ahh, porque casi me coge un bus. Y le dije: Le hubiera ido mejor si lo atropella el bus…

%%%%%%%%%%%%%%%

Una vez en un edificio de El Poblado subí al ascensor. Simultáneamente se subió una muchacha muy bonita y me dijo: seño: me lo hunde en el siete. Le dije yo voy pal cuarto, pero si quiere venga subamos que yo se lo hundo en el siete.

%%%%%%%%%%%%%

Mahatma Gandhi se encontró una vez en un andén con un lord inglés y este aristócrata le dijo: yo no le doy la acera a ningún hijueputa. Gandhi le respondió: yo sí, bien pueda siga señor.

%%%%%%%%%%%%%%%%%

Cristina Vallejo, escritora del libro El Paraíso en un Junco, cuenta que se encontraban Gabriel García Márquez escritor colombiano, nobel de literatura y Jorge Amado, escritor brasilero, en un restaurante en Madrid España, sitio en el cual los clientes no llamaban al mesero, sino que había unos papelitos donde cada comensal apuntaba la comida que iba a degustar.

Hablaban de poesía, de literatura, de arte y nada que apuntaban las viandas que querían consumir por seguir tomando vino. De un momento a otro el mesero se arrima y les dice: ¿en esta mesa es que no hay alguno que sepa escribir?