Por Gerardo Emilio Duque G.
Nando, mi agregado en la cabaña de El Peñol era otro personaje bueno y leal de los que me tocó encontrarme en la vida pública.
En una oportunidad conversando con él en el corredor de la cabaña, le dije: Nando, mira, si uno siembra papas, qué nace. Y me contestó: papas mi doctor, papas y si se siembra yucas, yucas mi doctor. Le dije: o sea que la tierra es milagrosa. Qué pasará si sembramos aguardiente. No, yo no sé doctor qué pasará, no me ha tocado nunca. Intentemos, le dije, intentemos Nando. Hágale doctor. Y entonces le manifesté: allá atrás hay una garrafa de aguardiente vacíala, partila a la mitad, entiérrala con la boca pa’ arriba pa’ echarle agüita y abono. Listo doctor. Al día siguiente Nando madrugó y sembró la garrafita.
Finalizando la semana yo saqué del bar unas botellitas miniatura de aguardiente que la fábrica de licores tenía como souvenir y sin que nadie se diera cuenta las coloqué tapadas con tierra alrededor de la garrafa que Nando había sembrado.
Esperé que pasaran 15 días y le dije una tarde a Nando: qué habrá del sembrado de aguardiente. Ehhh voy a ver y arrancó pa’ la huerta. Transcurrieron 5 minutos y escuché el grito de Nando diciendo: doctor, doctor, qué belleza, están hechitas venga y mire.
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En cierta oportunidad le dije a Nando: pasé en el helicóptero por la finca y no lo vi trabajando. Doctor, seguramente estaba en el baño. Le manifesté, además: Nando, en una bolsita de plástico le tiré el sueldito de este mes. ¿No lo vio? No doctor, yo no lo vi, es que la finca está muy montada, pero si me pagó, me pagó.
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Alguna vez estando de gira por el eje cafetero con el flaco Carlos Mario Álvarez y un grupo de trovadores llegamos al municipio de Salento, Quindío. Nos sentamos en el parque alrededor de una mesa. Llamé al mesero que atendía en la heladería y le pregunté: joven, esto está seguro por aquí. El mesero se frunció, miró sigilosamente para los 4 puntos cardinales, se me arrimó al oído me dijo: sí, jumm, sí señor.
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Luis Javier Velásquez Restrepo ex representante a la Cámara, ex gerente de Corvive y Filiberto Restrepo tenían en compañía una finca. Cierto día le dijeron al mayordomo: vea mijo, cuando nos vea entrar por la puerta principal venimos con las señoras y si entramos por el potrero estamos con unas amiguitas.
Un día cualquiera estaban con las respectivas esposas y el mayordomo entró y al verlos les preguntó ¿doctores ustedes por donde entraron?
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Un amigo de la Contraloría de Antioquia me contó que estando una vez con su señora en la finca el mayordomo le dijo: doctor usted con las hembras que trae aquí, déjeme ese ñervito a mí.
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