19 abril, 2024

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

Huevos de Carrasquilla y otros productos de exportación

Jorge Alberto Velasquez Pelaez

Jorge Alberto Velásquez Peláez 

Una noticia originada en Colombia convulsionó el mercado global de productos alimenticios: el respetado empresario avícola Alberto Carrasquilla anunció los nuevos precios de los huevos en el país, de tan solo $1.800/docena, lo que seguramente se reflejará en impresionantes volúmenes de exportaciones de ese sector, con un impacto tan positivo en las finanzas nacionales que probablemente le permitan al gobierno nacional descartar una nueva reforma tributaria. La alegría es incontenible pues el mercado doméstico también se beneficiará, y hoy, por ejemplo, los costeños pudieron comer dos arepa-e-huevo en vez de una, y los jubilados pudieron por fin, comer huevo. El miope Ministerio de Comercio con su hija, la miope entidad llamada Procolombia, por fin ven un nuevo renglón de exportación, y se disponen a promover este producto colombiano a nivel mundial, y a firmar nuevos tratados comerciales para garantizar su acceso donde hoy resulte difícil hacerlo; incluso Procolombia anunciará que le cambiará el nombre a la reciente campaña de promoción internacional de nuestro país, llamada “Colombia el país mas acogedor”, por “Colombia tiene Huevo”. El precandidato presidencial Gustavo Petro tuiteó diciendo: “reconozco que me equivoqué cuando dije que exportaríamos mas aguacates que petróleo, pues quise referirme de verdad, al huevo”.  

Como si fuera poco, se unieron las mentes innovadoras e inteligentísimas del empresario Carrasquilla y del presidente Duque —mejor conocido por proponer mezclar con agua el jugo de naranja, para que éste rinda más— y acordaron como proyecto principal para la economía naranja el siguiente: mezclar los huevos baratísimos colombianos con papas importadas de Canadá, logrando un producto final que se llamará Tortilla Española, para ser vendido con prioridad en la madre patria, sin duda alguna con enormes posibilidades de éxito, a pesar de que allí esté como Embajador el fracasado exgerente de la pandemia, Luis Guillermo Plata. Pero no solo de tortillas vivirá Colombia, pues gracias al maravilloso Carrasquilla podremos exportar dulces, salsas, pastas, y galletería, entre miles de otros productos alimenticos que cuentan con el huevo como materia prima. Yo no sé de este negocio, pero si los huevos son tan baratos también lo deben ser los pollitos, y cuando estos crezcan, quizás sigan siendo baratos entonces como gallinas y pollos, gracias a lo cual podremos exportar sus cuartos traseros, y engordar mucho más a los estadounidenses con nuestras pechugas. El gobierno nacional podrá declarar a Kokoriko como parte esencial de la canasta básica nacional, sin IVA, gracias al empresario Alberto, el mejor empresario avícola del mundo. Y quiero hacerle justicia a ese prohombre colombiano, duramente criticado poco tiempo atrás, porque fungiendo como ministro de Hacienda del papá de Don Tomás, creó unos “Bonos de Agua” que fueron utilizados para para financiar acueductos y alcantarillados en 117 municipios por un valor aproximado de $440 mil millones, y como dijo el mejor Senador que ha tenido Colombia, Jorge Enrique Robledo: “Al final salieron diciéndoles a los alcaldes: mire gaste esta platica como se le dé la gana que esa plata la pagan otros alcaldes en los próximos 20 años, los municipios terminaban prácticamente quebrados, es un asunto que puede ser legal pero es de base corrupta porque no es así como un exministro de Estado debe relacionarse en sus actividades económicas con 117 municipios del país”. Yo defiendo al hombre de los huevos baratos pues quizás debamos reconocerle que gracias al agua que canalizaron los acueductos que sí se construyeron, en municipios que no se quebraron, aumentó la productividad en la producción de huevos en el país, y consecuentemente, disminuyeron los precios en todo el territorio nacional. Y si las empresas avícolas venden más, el gobierno recibe más por impuestos, y a mayores ingresos, más dinero para construir acueductos, tal vez en los municipios que no pudieron hacerlo porque se quebraron. Es un genio ese tal Alberto.   

Carrasquilla, el hombre de los huevos, es un visionario, pues estuvo cerca de haber logrado otro gran negocio de exportación, lamentablemente obstaculizado por las mentes primitivas de la mayoría de los colombianos. Me explico: propuso gravar con el IVA algunos productos de la canasta familiar, como chocolate y café, y lo admiro por haberlo intentado, pues de esa manera hubiera disminuido su consumo, incluso entre los pensionados, y obviamente también las ventas internas, quedando entonces una más amplia oferta exportable, para colocar en un mercado global que consume anualmente más de 30 mil y de 50 mil millones de dólares, respectivamente.  Pero su visión es ilimitada y va mucho más allá en ese horizonte de los negocios internacionales donde ahora se distingue como una de las personas más brillantes del planeta, veamos: al afectarse las capacidades de ingreso y de compra de los colombianos con los impuestos que se vendrán con su reforma tributaria, las empresas no tendrán otra opción diferente a la de exportar, pues sus productos no tendrán clientes criollos. Es conmovedora la preocupación de este prohombre por el país; no entiendo cómo, absurdamente, se privó el Banco de la República de tenerlo como su Gerente General.  

Mantengo una gran esperanza: como el presidente y el Centro Democrático al parecer están trabajando a favor de la campaña del precandidato para la presidencia Gustavo Petro, tal como lo dejan ver todas las actuaciones gubernamentales, es probable que el ministro de hacienda en el próximo gobierno sea este carismático, inteligente, patriótico y desinteresado empresario avícola, consultor y visionario señor, transparente como las aguas de sus acueductos.