14 octubre, 2025

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

Hablando de pobrezas y traiciones

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Por Iván de J. Guzmán López 

Cumplidos los dos primeros años del gobierno Petro, podemos afirmar que el cambio fue un falso positivo; nació muerto, no ha habido el cambio que ansiaban los jóvenes, menos los trabajadores, tampoco los desempleados; los pobres son más pobres y Colombia entera está al borde del despeñadero. 

De los cinco principales frentes propuestos por este gobierno, valga decir, reducción de la pobreza, transición energética, reforma agraria, educación y política industrial, solo encontramos discursos que terminaron en globos de mediano vuelo que causaron revuelo, pero que, finalmente, cayeron, se desinflaron y agregaron más pena que gloria al gobierno de los pobres. 

El predicamento de entrada, que cautivó a ingenuos, apuntalado en la narrativa de sacar a 1,6 millones de personas de la pobreza, ahora es argumento en contra del predicador. La pobreza, la desocupación, la informalidad y la mendicidad se han multiplicado, cosa que ni el DANE, niega.  

La etérea política de Transición energética, que apuntalaba en la teoría de la apocalíptica desaparición del planeta, más allá de quitar subsidios a la gasolina y propagar la desconfianza generalizada que ahora paraliza al sector, y nos tiene al borde del desabastecimiento, es materia de risas, chanza y goce de granero.  

La cacareada Reforma agraria, solo va en cifras modestas y problemas legales que en muy poco tiempo serán comidilla y trabajito para los servidores de las contralorías, la fiscalía y la procuraduría, en el caso de que Petro y su camarilla deban abandonar el trono. 

El espejo de la educación, en el que se miraban las huestes petristas, está en grave desfinanciación, universidades amenazando cierres, miles de jóvenes desencantados y un ministro rantifuso como Daniel Rojas, con una pobreza lingüística y académica para vergüenza del sector y sin ninguna capacidad real para transformar la educación, partiendo de un globo monumental que transportaba  26 universidades prometidas para “el pueblo” hoy en el aire, como la casa de Escalona, y sin ninguna posibilidad real de nacer, crecer y educar.  Ahora hasta sin salud se quedaron los maestros. 

En materia de Industria, la cosa se ha dado por reducción al absurdo: el gobierno no solo ha sido incapaz de incentivar al sector, sino que, al contrario, ha propiciado, con su discurso antiempresa, su progresivo declive. Las cifras son contundentes: entre mayo del 2023 y mayo del 2024, la producción de industrias manufactureras cayó -3,6%, cifra que cualquier persona, medio estudiosa, puede verificar con los gremios y hasta en internet.  

Para qué hablar del detrimento asustador de la empresa insignia de Colombia, Ecopetrol, o sectores como el automovilístico o la construcción, otrora jalonadora del empleo.    

Hace poco, un noticiero de parroquia, nos avisaba que el senador Nicolás Echeverry Alvarán, “está convocando a líderes políticos, empresarios, representantes gremiales y medios de comunicación al Foro “Colombia Retoma el Rumbo”, el cual busca abrir un espacio de diálogo y análisis constructivo sobre la actual situación del País. El Foro nace en respuesta a la creciente desconfianza de la opinión pública frente al Gobierno del presidente Gustavo Petro que, según muchos, ha priorizado discursos de movilización sobre los resultados tangibles que la ciudadanía espera”. 

Mientras el senador conservador -tal vez motivado ante el escenario de nuevas elecciones en escasos dos años- apenas se da cuenta que vamos camino del despeñadero, sus jefes en el directorio nacional conservador toman medidas ante una vulgar y sospechosa actuación de 7 de sus miembros: El Espectador, en su edición del 12 de noviembre de 2024, a las 01:19 p. m.,  nos informa que “siete conservadores fueron sancionados por votar a favor de la reforma pensional.Los representantes están bajo investigación disciplinaria y no podrán ejercer voz ni voto durante los próximos 90 días”. 

Según el periódico de los Cano, “Siete representantes del Partido Conservador fueron sancionados por votar a favor de la reforma pensional del gobierno de Gustavo Petro (que de pasar será azote para los jovencitos de hoy) la cual hoy en día se tambalea en la Corte Constitucional tras múltiples demandas. En un auto de tres páginas, la veedora nacional de la colectividad, María Eugenia Correa, decretó la suspensión temporal por 90 días, prorrogables, de los congresistas que están bajo investigación disciplinaria. 

Los conservadores sancionados son Jorge Alexander Quevedo, Gerardo Yepes Caro, Alfredo Ape Cuello, Ruth Amelia Caycedo, Daniel Restrepo, Ciro Rodríguez y Fernando Niño. Los siete del patíbulo solicitaron lastimeramente que se archivaran las investigaciones disciplinarias en su contra, pero esta petición fue rechazada. 

“Los partidos se fortalecen, depurándose”, proclaman los teóricos de los partidos bien constituidos y con mando respetable. Lo que me argumentan con furia los hermanos conservadores de medio pelo (y otros que se dicen amigos del gran jefe Efraín Cepeda y de la ungida Nadia Georgette Blel Scaff), con residencia en esta Villa de la Candelaria, es que “el Directorio Nacional Conservador es débil al no expulsar a estos personajes por semejante traición al partido y a la Patria”.  

Dese cuenta, amigo senador, que ya van dos años de complicidad liberal y conservadora con este gobierno de decenas de promesas y docenas de frustraciones y mentiras. Y que con compañeritos como los que tiene, votando las reformas que Petro necesita para sobreaguar estos dos años que le quedan, no se retoma ningún rumbo y, por el contrario, están entregando sus “valiosos” votos para acabar de hundir a Colombia.    

Ya vienen otras elecciones: ¡bendita democracia que nos das oportunidad de destetar a tanto sinvergüenza con curul en senado y cámara!, con licencia para traicionar a sus electores y a su pueblo todo. Incluyendo al pueblo conservador, que se supone, conocen, respetan y predican la doctrina de Caro y Ospina.