El jefe de la Asamblea Nacional hace equilibrios con distintas presiones internas y de las principales instancias internacionales
Por Francesco Manetto
El País de Madrid.
Juan Guaidó ha accedido a jugar sus cartas en todos los frentes. La operación del jefe del Parlamento venezolano para tratar de desalojar a Nicolás Maduro del poder, lanzada hace ya seis meses, se enfrenta a presiones internas y, al mismo tiempo, de las principales instancias de la llamada comunidad internacional. Mientras el ala radical de la oposición le demanda mayor dureza con el chavismo, el presidente de la Asamblea Nacional tampoco se atreve a eludir el intento de una negociación, necesaria en cualquier escenario de transición.
Este domingo Guaidó, reconocido como mandatario interino por más de 50 países, hizo dos anuncios aparentemente antitéticos. En primer lugar, aseguró que pedirá la Organización de los Estados Americanos (OEA) la reincorporación al llamado Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR), un mecanismo que abre la puerta a una intervención militar en caso de agresión a la soberanía de una nación. Y horas después, aseguró que esta semana sus enviados reanudarán el diálogo con el Gobierno en una mesa auspiciada por Noruega y que en este caso se celebrará en la isla caribeña de Barbados. (Lea el informe).
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