El fuego ha derribado la emblemática aguja del templo, construido entre los siglos XII y XIV
Por Marc Bassets
El País de Madrid.
Era el final de un día despejado, la hora en que los parisienses regresaban a casa tras la jornada laboral o se agolpaban en los cafés, y los turistas disfrutaban de la primavera de París, cuando estalló un incendio que quedará grabado en la historia gloriosa y trágica de esta ciudad. El fuego ha devastado este lunes la catedral de Notre Dame, símbolo de la capital francesa, Patrimonio Mundial de la Unesco y uno de los monumentos más visitados del mundo. La aguja y el techo se hundieron.
Llegó a temerse un desastre total, pero hacia las 23.00 los bomberos aseguraron que la estructura y las torres estaban a salvo. Nuestra Señora de París había sobrevivido a la destrucción, pero reparar los destrozos puede llevar años.
Quienes a esa hora paseaban por las calles y millones de personas en todo el mundo asistieron alucinados en vivo o por televisión, en sus ordenadores o móviles a la destrucción del edificio más conocido de la ciudad junto a la Torre Eiffel, nueve siglos de piedras bajo las llamas que todo lo devoran y que dejarán una herida que tardará en repararse. (Lea el informe).
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