19 abril, 2024

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

Fraseologías desgastadas

Dario Ruiz

Por Darío Ruiz Gómez 

El Ministro venezolano de Defensa ante los documentos que una vez más comprueban la complicidad del régimen de Maduro con las FARC y las llamadas Disidencias, con el ELN convertido en autoridad en algunos Estados, ha respondido olímpicamente que éstos no son más que “unos falsos positivos”. Ya había notado yo este equívoco semántico en la respuesta que un supuesto campesino dio al investigador de un noticiero bogotano de t.v. encargado de demostrar que el Gobierno está mintiendo sobre la cantidad del número de hectáreas erradicadas de coca: “Aquí tiene –cito de memoria- lo que son unos nuevos falsos positivos del Gobierno”. El otro testigo era un ONG   quien finalmente para nada corroboró lo que, supuestamente, esa “rigurosa investigación había puesto al descubierto”. El Director de este noticiero es un virtuoso en fabricar fake news no en aportar argumentos críticos. Como un ser civilizado he condenado siempre la  despreciable deformación  de la llamada disciplina militar, las salvajadas cometidas por algunos  ilitares abandonados en la selva y por esto condené en su momento el asesinato de los  muchachos de Soacha, de campesinos asesinados al ser falsamente imputados de “guerrilleros”. Pero la  exacerbada manipulación política de estos delitos por parte del inmenso aparato publicitario de las FARC inflando el número de víctimas, convirtiendo lo que fue la irresponsabilidad de unos pocos oficiales en un delito atribuible solamente al Ejército y la Policía,  propagando noticias falsas, tal como lo están  haciendo  en estos momentos; no solo falsea la verdad sino que  utiliza la desinformación para que olvidemos el escándalo mundial que supone la bofetada de los 32.00 secuestros, el incesante  reclutamiento de niños, el asesinato de líderes sociales e indígenas, las “Operación pistola”. 

El Colectivo de Abogados José Alvear Restrepo sobre quienes he escrito en muchas ocasiones a lo largo de estas últimas décadas, no ocultó nunca su cercanía a las FARC bajo la estrategia –como me lo señaló entonces Jaime Jaramillo Panesso, de intentar quebrar económicamente al Estado demandándole continuamente por delitos que nunca se habían cometido, y hoy, no ha sido condenado aún por haber inflado el número de víctimas de la matanza de Mapiripán. ¿No es “Solidaridad con los Presos Políticos” otro colectivo al servicio de las FARC y que en el caso del cementerio de Dabeiba y la hacienda El Palmar infló desmesuradamente el número de víctimas de los “falsos positivos”? Lo llamaría técnica de Katyn, las fosas comunes donde los soviéticos enterraron a más de 20.000 sacerdotes, intelectuales, dirigentes católicos de Polonia y atribuyeron la matanza a los nazis hasta que casi cincuenta años después se descubrió la patraña de los comunistas soviéticos. Vean una y otra vez el memorable film de Andrei Wadja sobre esta atrocidad o pongan a Ramelli a buscar las fosas comunes que dejó el sanguinario  Noveno Frente de las FARC en la autopista Medellín-Bogotá y el Oriente antioqueño. ¿Cuántos falsos positivos dejaron las FARC y el ELN en Urabá? Pero la JEP al igual que nuestras Cortes de Justicia y al igual que la llamada Oposición se ha encontrado con algo inesperado  y que la pandemia ha sacado a flote: la  total ausencia en su  jerga político – jurídica del lenguaje propio de la democracia, ajeno a su activismo  e imposible de adquirir por quienes han vivido en las  falsedades de las consignas  totalitaristas . Ya lo señaló clarividentemente George Orwell: “La relación entre los hábitos del pensamiento totalitario y la corrupción de la lengua constituyen una cuestión de importancia que no ha sido suficientemente estudiada”. 

¿No tuvo la oportunidad de hacerse demócrata Jorge Enrique Robledo? ¿Cómo podrían darnos lecciones de democracia Aída Avella  o Jaime Caycedo? ¿Cuáles son las virtudes de ciudadano democrático que respaldan al acusado de violación de menores, del delito de secuestro, Lozada, para demandar a Darío Acevedo por haber hecha pública la lista de víctimas del llamado conflicto armado, una lista que Lozada y la JEP nunca han difundido como parte del reconocimiento de los alcances de esta violencia “revolucionaria”? ¿Por qué la JEP se negó a aceptar ese colosal archivo de la barbarie de las FARC que les ofreció una y otra vez el para siempre recordado Herbin Hoyos, y que tendrá que dar a conocer al mundo la Corte Penal Internacional? ¿Se imaginan ustedes al criminal demente Beria, jefe de los servicios secretos de Stalin, solicitando a sus jueces que se ignore la cifra de 20.000.000 de ciudadanos ejecutados por las fuerzas de represión estalinista?  A los responsables de estas fábricas de falsedades contra la verdad es, en primera instancia, a quienes la justicia y la opinión pública deberían llevar ante la   justicia universal.