29 marzo, 2024

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

Feroz persecución del régimen de Daniel Ortega a la iglesia católica en Nicaragua

Persecución, allanamientos, cárcel, cierre de medios de comunicación católicos y exilio de religiosos son algunas de las acciones oficiales represivas que enfrenta la Iglesia, en medio de la crisis que vive el país desde 2018, cuando se produjeron protestas masivas contra el régimen de Ortega. 

Las imágenes son aterradoras, para un país donde el 98% de su población es confesa religiosa y practicante de la iglesia católica. 

La policía de Daniel Ortega lleva ocho días vigilando y rodeando al obispo Rolando Alvarez quien pertenece a la Diócesis de Matagalpa, acusado de conformar grupos violentos contra a la dictadura de Ortega, en el poder desde el 2027. 

Las denuncias sobre los abusos del poder crecen, y desde el púlpito varios sacerdotes se han atrevido a referirse a los numerosos atropellos contra quienes se arriesgan a levantar la voz. 

Pero el régimen de Daniel Ortega y de su esposa y vicepresidente Rosario Murillo no tiene escrúpulos contra la iglesia católica, porque es la institución en Nicaragua, con el mayor índice de credibilidad, lo cual la convierte en una amenaza para la dictadura. 

El sacerdote nicaragüense Aníbal Manzanares denunció que la Policía Nacional le ha prohibido salir de su parroquia, en el municipio de Terrabona, departamento de Matagalpa (norte), en medio de tensiones entre la Iglesia católica y el régimen del presidente Daniel Ortega. 

“Mis buenos amigos y hermanos, solamente notificarles que la Policía esta mañana me ha notificado que no tengo permiso para salir, no puedo salir a las calles, a procesiones, a actividades fuera del templo parroquial, así que creo que me están vigilando”, dijo el sacerdote Manzanares, de la parroquia San José, en un mensaje grabado el miércoles, y distribuido este jueves en sus redes sociales. 

La comunidad eclesiástica de Terrabona, ubicada a unos 73 kilómetros al norte de Managua, pertenece a la Diócesis de Matagalpa cuyo obispo, Rolando Álvarez, cumple hoy ocho días de estar sitiado por la Policía Nacional, que lo acusa de intentar organizar “grupos violentos”. 

Junto con Álvarez se encuentran otros cinco sacerdotes, tres seminaristas, y dos laicos, sitiados por policías en la curia de la Catedral de Matagalpa, que la tarde del miércoles fue merodeada por un dron, cuyo uso es restringido en Nicaragua. 

Se trata de uno de los momentos más tensos entre la Iglesia católica y el régimen nicaragüense desde que la histórica imagen de la Sangre de Cristo de la Catedral de Managua fue calcinada el 31 de julio de 2020 en un acto que el papa Francisco calificó de “atentado”, mientras que las autoridades lo clasificaron como un accidente. 

“La iglesia católica es la (institución) más creíble, de confianza y credibilidad en la población. El sitio al obispo Álvarez es un episodio más en el forcejo y represión que Ortega y (su esposa y vicepresidenta, Rosario) Murillo están ejerciendo para que se pliegue a sus posiciones”, dijo a la agencia AFP la socióloga Elvira Cuadra. 

“Tienen una relación de confrontación abierta contra la iglesia desde 2018 y antes, en 2014, cuando la Conferencia Episcopal (CEN) hizo pública una carta que contenía puntos fuertes sobre la institucionalidad y rumbo del país. Esa carta fue ignorada y molestó mucho a Ortega”, recordó Cuadra. 

Ortega, un ex guerrillero de 76 años, gobierna desde 2007 y es acusado de corrupción y nepotismo por sus rivales, lo cual él niega al asegurar que está restituyendo derechos que fueron quitados a los nicaragüenses durante los gobiernos neoliberales que les antecedieron. 

“Vamos adelante. Sabemos que el porvenir nos pertenece, un pueblo que no se dejará, jamás, nunca más, arrebatar la paz”, acostumbra a decir Rosario Murillo, en sus alocuciones cotidianas de mediodía en medios afines a su gobierno. 

Obispo asediado 

El obispo de Matagalpa Rolando Álvarez se encuentra retenido desde hace una semana, bloqueado por las fuerzas de seguridad en la Curia de esa ciudad situada a 127 km al norte de Managua, acusado de intentar desestabilizar al país. Este jueves, aseguró que tanto él como la decena de personas que lo acompañan están bien de salud. 

“Nos encontramos gracias a Dios bien de salud, viviendo en comunidad, estamos en las manos de dios”, dijo Álvarez en una misa que transmitió por Facebook, en la que añadió que están viviendo el “encierro como un retiro espiritual”. 

Las autoridades investigan al religioso por intentar “organizar grupos violentos” e incitar “a ejecutar actos de odio con el propósito de desestabilizar al Estado de Nicaragua”, indicó la policía el pasado viernes. 

Álvarez fue retenido después de denunciar el cierre de cinco emisoras de radio religiosas y exigir al régimen de Daniel Ortega que “respete” la libertad de culto ante los “hostigamientos” a la Iglesia. 

Álvarez, de 55 años, fue nombrado obispo de Matagalpa por el Vaticano en el 2011. 

En su misión pastoral acostumbra visitar los pueblos rurales donde tiene aceptación de las comunidades. En 2015, encabezó una marcha multitudinaria, en Rancho Grande (Matagalpa), para oponerse a una concesión minera que el régimen había otorgado a una compañía canadiense. (Fotos del ataque a las iglesias). 

La confrontación con la Iglesia católica ha motivado mensajes de solidaridad de sus pares de América Latina, con llamados al diálogo en Nicaragua, pero el papa Francisco guarda silencio. (Con datos de France 24, Infobae y Aciprensa). 

obispo, y videos del ataque a las iglesias.
obispo, y videos del ataque a las iglesias.
obispo, y videos del ataque a las iglesias.