
La inestabilidad jurídica del sector se traduce en el rezago de la inversión y deja en riesgo la confiabilidad del sistema.
El retraso de proyectos tiene a la región Caribe enfrentada a racionamientos temporales, disfrazados en supuestos cortes por mantenimiento, mientras que se extiende la amenaza sobre la capacidad de suministro de energía para el centro del país.
Se prenden alarmas frente a la falta de capacidad de energía que pondría en riesgo además el funcionamiento de grandes proyectos como el Regiotram y el Metro de Bogotá. Medellín, septiembre de 2025.
Durante un encuentro reciente en Medellín, los exministros de Minas y Energía, Amylkar Acosta (Foto) y Tomás González (Foto), lanzaron duras advertencias sobre la situación energética del país.
Ambos coincidieron en que las decisiones regulatorias adoptadas, la falta de ejecución de proyectos estratégicos y el debilitamiento de la confianza de los inversionistas han colocado a Colombia en una posición de vulnerabilidad frente a un posible racionamiento eléctrico y una crisis de abastecimiento de gas.
El exministro y catedrático, Amylkar Acosta, llamó la atención sobre la subasta de expansión eléctrica actualmente en curso. Si bien la calificó como una señal positiva para el sector, advirtió que la vigencia de la resolución de la CREG que estableció un precio de escasez dual según tecnología ha generado incertidumbre entre los inversionistas.
“Esa resolución no incentiva, no da señales que estimulen a los inversionistas, que son quienes apuestan su capital para ejecutar los proyectos. Por eso hay un riesgo muy alto de que esa subasta fracase, y si fracasa ya no habrá tiempo para rehacer lo que no se ha hecho. Hoy ese riesgo yo lo calcularía en un 60,3%”, afirmó.
Acosta fue más allá y señaló que el atraso en proyectos de transmisión amenaza directamente el futuro energético de Bogotá y el centro del país.
“El mayor riesgo hoy es precisamente el atraso de las líneas de interconexión entre Hidrosogamoso y Chivor. Por más capacidad de generación que tengamos, si no contamos con transmisión, esa energía se queda atrapada.
“Y eso compromete proyectos estratégicos como el metro de Bogotá y el Regiotram, que podrían quedar inoperantes al no tener disponibilidad de energía”, explicó. En la misma línea, el exministro y director del Centro Regional de Estudios Energéticos, Tomás González, advirtió que la falta de capacidad de conexión ya está dejando consecuencias visibles.
“Estamos con cortes en el sentido de que hay demanda nueva que no se puede atender porque simplemente no se puede conectar. Grandes superficies comerciales han tenido que instalar plantas de diésel y algunos proyectos de vivienda no avanzan porque no se les puede garantizar suministro.
Eso, en el sentido estricto, es demanda no atendida”, afirmó. González también alertó sobre la estrechez que, según XM, empezará a sentirse con mayor fuerza a partir de 2027. “Lo que ha dicho el operador es que en 2026 y 2027 podríamos pasar, pero en 2028 ya no se garantiza el abastecimiento si las lluvias fallan. El próximo gobierno va a tener que jugarse el todo por el todo, porque recibirá una situación no sólo fiscalmente difícil, sino también muy compleja en lo energético”, señaló.
El exministro se refirió además al déficit de gas y a las expectativas de importación desde Venezuela, a las que calificó de ilusorias.
“Venezuela no es una posibilidad real ni confiable en el corto ni en el mediano plazo. Tenemos que concentrarnos en lo que está bajo nuestro control: los proyectos costa afuera y la ampliación de plantas de importación de gas. Hoy ya enfrentamos un déficit del 12% y el próximo año será aún más duro porque la oferta nacional sigue declinando”, puntualizó.
Finalmente, advirtió que al problema técnico se suma un “apagón financiero” derivado de deudas que superan el billón de pesos a generadoras térmicas, especialmente en el Caribe. “Si no se cumple con los pagos atrasados, difícilmente van a sobrevivir muchos de los agentes del sistema. Lo que empieza como una deuda se convierte en una cascada de insolvencia que agrava aún más el riesgo de racionamiento”, concluyó.
El mensaje de los exministros fue categórico: Colombia necesita decisiones urgentes, técnicas y sostenidas para acelerar la transmisión, garantizar nuevas fuentes de gas y recuperar la confianza de los inversionistas. De lo contrario, el país podría enfrentar en pocos años un doble apagón: energético y financiero.
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