19 octubre, 2025

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

¿Está muy indignado? ¡Puede llorar! 

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Claudia Posada

Por Claudia Posada 

¿Qué es sentirse indignado? Según el diccionario de la Lengua Española es “un sentimiento de intenso enfado que provoca un acto que se considera injusto, ofensivo o perjudicial”. En Colombia suceden a diario crueldades, maniobras de mucha injusticia y múltiples acciones que provocan dolor, rabia e indignación colectiva. Pero por estos días, dos hechos distintos despertaron indignación manifiesta de manera particular en sendos personajes públicos: En el alcalde de Medellín Federico Gutiérrez y en el prestigioso abogado Abelardo De La Espriella. Para el primero, fue indignante el intercambio de sombreros entre el presidente Gustavo Petro y el hoy gestor de paz Salvatore Mancuso, en el acto de entrega de tierras a campesinos en Córdoba. Para muchos, ese gesto fue un episodio por fuera del protocolo sin mucha trascendencia. Sin embargo, para el mandatario de la capital antioqueña, fue un insulto a las víctimas del conflicto armado.  

En el abogado De La Espriella originó indignación el hecho de que la Universidad de Harvard, en Estados Unidos, otorgara a Francia Márquez, vicepresidenta de la República y Ministra de la Igualdad, la medalla ‘W.E.B. Du Bois’, que se otorga en razón de destacadas actividades en materia de cultura afroamericana; para este caso, la indignación fue doble: por  una parte “La decadencia del presumido mundo académico…”, palabras del doctor Abelardo que testimonian su indignación con respecto a la Universidad que puso sus ojos en la Vicepresidenta de Colombia, lo que llama a interpretar que, para el abogado,  la señora Márquez Mina no tiene los méritos para la distinción; tal vez, decimos, sin considerar que es la primera latinoamericana que recibe el galardón que, por lo demás,  reconoce a Colombia como uno de los países, fuera de África, con mayor población afro en el planeta. “Como madre y como hija de la diáspora, que ha vivido el impacto de la violencia y del conflicto armado, sé del dolor de las madres que están perdiendo a sus hijos en Colombia y en el mundo”, fueron algunas de las palabras pronunciadas por la Ministra de la Igualdad al recibir la medalla. 

Y muy a su estilo y maneras, la también abogada Francia Márquez reaccionó a los desplantes con un mensaje en el que dijo: “Ilustrísimo doctor Abelardo de la Espriella, ‘la envidia es mejor despertarla que sentirla’. ¡Llórelo!”, trino que según la Revista Semana “provocó todo tipo de reacciones y comentarios”. No es de extrañar, la señora Francia no es que se pronuncie tantísimo como el señor presidente Petro, pero cuando lo hace también pisa callos; y si bien no es con el lenguaje de amplia fluidez ideológica, intelectual, y hasta poética o filosófica del presidente, ella tiene sus propios modismos, muy particulares y simpáticos.  No así, de alguna manera que podemos llamar jaraneros, sino todo lo contrario, pugnaces, provocadores, agresivos, los observamos en otras mujeres líderes de la dinámica política, quienes revelan su indignación, frecuentemente, ante hechos o actividades que les repudian por no darse desde sus similares visiones o sus mismas toldas. 

“¿Está muy indignado? ¡Puede llorar!” La indignación entonces es muy subjetiva y como tal debemos mirarla. Sin desconocer que la dimensión o magnitud de hechos o acontecimientos mayúsculos comprometen sentimientos de indignación en la misma medida.