Los periodistas en nuestro único y verdadero papel tenemos que preguntarnos: ¿Se irá extraditado el exguerrillero Jesús Santrich por entrampamiento?
Por Diana Calderón (foto)
La democracia debe tener anclajes robustos, suficientes para soportar el peso del péndulo, los cambios en las preferencias políticas y electorales y su consecuente ideología. Los gobiernos cambian así como los hombres y mujeres, de Obama a Trump, de Dilma a Bolsorano, de Bachelet a Piñera, de Santos a Duque. Sus idearios se visibilizan, las presiones pululan y las realidades terminan siempre por imponerse para beneficio de las sociedades cuando el juego de pesos y contrapesos está bien balanceado.
Y sin embargo, las estrategias y sus tácticas para imponer una forma de pensamiento materializada en políticas públicas implica tener los ojos bien abiertos y la ética y la moral a prueba de entrampamientos para no caer en los atajos discursivos y saber anticiparse a cualquier intento ideológico de izquierda o de derecha que amenace las conquistas alcanzadas en derechos ciudadanos.
Por eso me ha parecido ideal la aparición de la palabra «entrampamiento» para reflexionar sobre el momento que vivimos por estos días en Colombia. La palabrilla anda de boca en boca en forma de debate jurídico, en la medida en que agentes de la DEA han venido participando en investigaciones judiciales de la Fiscalía General, especialmente en casos que terminan por afectar de una y otra manera el funcionamiento del Tribunal que nació como resultado de los acuerdos de paz con las FARC, la Justicia Especial para la Paz (JEP), en el preciso momento en que el presidente de la república deberá tomar la decisión de objetar o no la ley que reglamenta esa jurisdicción. (Lea la columna).
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