19 abril, 2024

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

En tiempo del coronavirus no hay cama para tanta gente

Por Enrique E. Batista J., Ph. D.

https://paideianueva.blogspot.com/

Estamos en una declarada pandemia que nos no compete a todos con una actuación comprometida y solidaria. Es muy crucial que reconozcamos que antes ni mucho menos ahora hay suficientes camas para los enfermos y tampoco suficientes unidades de cuidados intensivos. Nos compete a todos evitar, con comportamientos racionales y solidarios, un severo colapso en los servicios de salud. Entre otros asuntos importantes hay que practicar también la higiene informacional.

El voquible “pandemia” tan en uso en estos días viene del griego con el significado de reunión de todo el pueblo (pan = todo, dem = pueblo).  Por su parte, el voquible “virus” viene del latín con el significado de veneno o toxina.

La Organización Mundial de la Salud – OMS concibe la pandemia como una enfermedad infecciosa que cubre zonas geográficas extensas o a todo el mundo; se refiere a la propagación de la enfermedad y no a la letalidad. (https://bit.ly/38Oj63C). En el contexto actual, la BBC de Londres dice que también “sin duda hay una pandemia de miedo que se vive por primera vez en tiempo real, por todos los medios de comunicación, todo el día, todos los días, en todo el planeta”. (https://bbc.in/38Xmucx).

Quien está sano tiene el derecho a no ser infectado y quien lo esté el deber de no enfermar a los demás. Ese es un principio superior de sanidad y de alta, especial y necesaria urbanidad. Comportamiento que debe ser una conducta generalizada, de siempre, y no sólo en estos momentos del coronavirus. Vivimos una oportunidad de alto valor formativo para convivir y ser solidarios en situaciones de emergencia, las cuales no serán extraordinarias, sino que se dan y se darán con bastante frecuencia. Entonces, estamos en un contexto mundial de solidaridad para que aprendamos todos sobre cómo cuidar nuestra salud y la de los demás, cómo usar adecuadamente las medidas protectoras y de contención de la pandemia que han recomendado las autoridades sanitarias con reiteración en estos días.

Todos somos educadores y también personas que aprendemos a diario. Compete que nos ayudemos a comprender qué es un virus, cómo se transmite, porqué enferma, los efectos que produce y también la misma idea de la mutación en los virus.

Se hace también necesario comprender esta situación excepcional, ayudar a otros a comprenderla, tomar la emergencia sanitaria mundial con seriedad y aplicar las medidas de precaución que han sido ampliamente recomendadas.

Como se indicó arriba, hay que practicar también la higiene informacional. Abrumados y hastiados de la hiperinformación y hasta de un insoportable y continuo sobresalto hay que bajar el miedo ante la situación mundial que vivimos, miedo que puede llevar a decisiones nada sensatas o racionales. Siempre convendrá tener acceso a información médica confiable y no al decir de otros o a tanta información desorientadora que circula en las redes sociales. El miedo y la hiper información pueden ser tan peligrosa como el mismo virus.

En mitad del miedo generado todos debemos comprender que la OMS ha señalado que el 80% de los infectados por el coronavirus sólo tendrá síntomas leves, un 14% los tendrá severos, mientras que un 6% sufrirá una enfermedad grave, en especial en poblaciones adultas o personas con enfermedades prexistentes.

Aun así, la regla esencial a seguir es la prevención. La sobrerreacción de miedo puede llevar a agotar recursos médicos que sólo usan los especialistas y a un colapso de los servicios de salud y hospitalarios, complicando la situación para quienes efectivamente necesiten ser atendidos dada la gravedad que experimentarán algunos por causa no sólo del coronavirus sino de muchas otras enfermedades.

Ante la propagación de la enfermedad del coronavirus 2019 (COVID -19) las autoridades sanitarias en el mundo han recurrido al aislamiento social, el cual incluye limitación de circulación en regiones geográficas enteras, cierre de fronteras de los países, cancelación vuelos nacionales e internacionales, de eventos masivos y deportivos, cuarentena obligatoria y cierre temporal de instituciones educativas de todos los niveles. Ese aislamiento social, al lado de medidas preventivas sanitarias, se ha concebido como un método eficaz de reducir la difusión del virus, asunto que parece haber sido logrado en la provincia de Wuhan en China donde se originó este mal convertido en pandemia y en Corea del Sur donde ha sido combatido con eficacia.

Han clarificado las autoridades de salud en el mundo la regla de lavarse las manos con agua y jabón. Se ha reiterado por esas autoridades que el principal método o acción preventiva es evitar la exposición al virus, a la vez que han sido insistentes en que la mejor opción es el lavado frecuente de manos (palmas, dorso, muñecas, uñas y entre los dedos), con agua y jabón por lo menos durante 20 segundos

El uso del gel antibacterial ha crecido en su demanda de manera exponencial en todo el mundo. Los geles o desinfectantes con al menos 60% de alcohol se deben usar de manera temporal mientras se tiene acceso a agua y jabón. Su acción desinfectante no dura mucho tiempo. Si el jabón debe ser antibacterial la Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos – FDA de los Estados Unidos ha sido bastante tajante: “No lo necesita; use agua y un jabón normal”. (https://bit.ly/39ZiIk0). Científicamente se sabe que el coronavirus, del que se conocen 39 especies distintas, tiene una capa de grasa que lo hace altamente sensible y combatible con la desinfección con agua y jabón. O sea, no hay que correr a las tiendas y supermercados a acaparar los geles y jabones antibacteriales y vaciar sus estantes de estos productos.

En cuanto al uso de mascarillas los virólogos son escépticos respecto a su total efectividad. Señalan que hay evidencia que sugiere que pueden ayudar a prevenir las transmisiones de boca a boca. No son una protección efectiva contra los virus o bacterias transportadas en el aire, pero pueden ayudar a bajar el riesgo de contraer un virus por medio de estornudo o tos. La implementación simple de las medidas de higiene es mucho más efectivo. Hay una percepción psicológica de seguridad en quien las usa, pero ellas han sido de mayor utilidad en los ambientes clínicos. (https://bbc.in/2Qo5qWt).

En la edición digital de Washington Post de marzo 16 de 2020 (https://wapo.st/2Ug7GQJ) el doctor Saad B. Omer Director del Yale Institute for Global Health analiza cinco mitos sobre el coronavirus. Uno de ellos es sobre las máscaras faciales o “tapabocas”; anota que ellas son importantes para personas que ya están enfermas, personas que atienden a enfermos y para los trabajadores del área de la salud; son importantes pero no tan eficaces, como se anotó arriba, para prevenir el contagio. Destaca, además, el Dr. Omer la incidencia de muertes por este virus: Muertes en China 3.4%; en Corea del Sur 0.7% y se espera que muchos lugares del mundo la cifra alcance el 1% o menos dependiendo del nivel de cuidado que tengamos con las personas bajo tratamiento y las distintas maneras de prevenir la enfermedad.

Nos corresponde actuar con responsabilidad, racionalidad y sin temores desbordados, de manera solidaria y hacer uso de la experiencia positiva ya recorrida en otros países con el fin de lograr que la cifra de muertes por el coronavirus sea tan baja como en Corea del Sur. So pena de reiteración, hay una reglas elementales y básicas que han sido expuestas en todo el mundo:

1. Haga uso de la información precisa. O sea, esté bien informado través de fuentes oficiales como las del gobierno nacional, las autoridades locales, Cruz Roja, instituciones prestadoras de salud, cuerpos médicos y centros científicos universitarios. Por ejemplo:    https://d2jsqrio60m94k.cloudfront.net/.

2. Practique la higiene informacional. No dé ni circule información sin respaldo médico o científico. Esa labor compete a los organismos de sanidad.

3. Consulte a su médico. No se auto diagnostique o se auto recete. No recete a los demás.

4. Recurra como opción prioritaria a la tele consulta, una modalidad de atención en salud que se apoya en el uso de las TIC. Por ejemplo, los ciudadanos pueden llamar a las líneas 3218533928, #774 desde el celular o al WhatsApp 3003050295. Priorice la consulta con su médico o entidad prestadora de salud por teléfono o video chat. Esta última está disponible en todas las cuentas de WhatsApp.

5. Acate las recomendaciones: cuarentena, no congestionar consultorios, hospitales y clínicas, evitar aglomeraciones y acatar el aislamiento social que sea necesario, así como las demás acciones que recomienden las autoridades de salud.  Siga las fáciles reglas preventivas. Es mejor prevenir que curar.

6. Evite comentarios falsos. No dé opinión ni recomendaciones médicas. Esos son asuntos de las organizaciones de salud internacional, de las autoridades nacionales de salud y de los médicos.

7. Consulte fuentes fiables. No divulgue en las redes sociales información que no haya sido validada. No reenvíe noticias falsas; muchas de ellas han sido creadas por robots informáticos o por personas malintencionadas. Esas noticias falsas se extienden y riegan con mayor rapidez que el mismo virus y hacen mucho mayor daño a todos.

8. No actúe con miedo, ni cause miedo a los demás. Actúe racionalmente. El 80% de los infectados sólo experimentará una enfermedad leve.

9. Cuide al personal de trabajadores de la salud. Si ellos se estresan o se les sobre abruma con consultas no necesarias, pueden también colapsar, enfermarse también, y no habrá quien atienda y cure a los enfermos.

10. Recuerde que todos somos educadores y formamos en el cuidado de la salud física y psicológica, la propia y la de los demás.

Superada esta fase del coronavirus debemos consolidar una sociedad más solidaria, más cuidadosa y mejor formada para garantizar nuestra salud colectiva.