
Por Carlos Mario Restrepo Tamayo (Foto)
Después del papelón de James con los directivos del Junior y la afición de Barranquilla el que perdió fue James y el gran ganador fue el Junior.
James perdió el afecto y el cariño que siempre recibió de la afición de Barranquilla, la casa de la Selección y el Junior se libró de tener una manzana podrida en el camerino y en el campo de juego.
Para finiquitar esta negociación, el Junior trat{o de hacer todos los esfuerzos económicos para contratar a James y darle ese regalo a su afición y en general a los torneos del fútbol colombiano. Los directivos, en cabeza de su presidente, se sometieron a todas las condiciones y exigencias de este IDOLO DE BARRO para hablar sobre su vinculación para la temporada 2025. Incluso atendiendo su exigencia de hacer la reunión en la ciudad de Medellín.
James estaba en libertad como profesional del fútbol de aceptar o rechazar la propuesta, e incluso de dejar la puerta abierta con esta querida institución y pensar en esa alternativa para un futuro, bajo otras circunstancias. Pero mostró el cobre (nadie da más de lo que tiene) su falta de calidad como persona, su falta de categoría su ordinariez en sus relaciones interpersonales, comerciales y profesionales. Eso explica la foto o la evidencia de los problemas que ha tenido a lo largo de su carrera con técnicos, compañeros y directivos del fútbol, en este caso con un patriarca y respetado empresario como lo es el señor Fuad Char.
Los defensores a ultranza de James Rodríguez ahí tienen la foto de su Ídolo, de su formato, de su soberbia, de su endiosamiento, y la respuesta del por qué muchos técnicos no se lo soportan y el por qué no lo buscan ni lo tienen en sus planes los grandes equipos de las ligas de fútbol más importantes del mundo.
La repatriación y contratación de estas grandes figuras de nuestro fútbol tienen muchas incidencias, van más allá de los números ($$$$) y de los grandes esfuerzos económicos que ponen en riesgo la solidez financiera y el patrimonio de las instituciones.
Millonarios, después de un proceso con su técnico Gamero con buenos resultados, repatrió a Falcao Garcia y la verdad es que esta contratación pasó sin pena ni gloria, más bien con más pena que gloria y solo ocasionó la salida de su técnico Gamero.
Caso muy similar se presentó con el técnico bolillo Gómez y el futbolista Juan Fernando Quintero, casualmente en el Junior de Barranquilla.
A este cuento de Gamero en Millonarios como el cuento de bolillo Gómez en Junior, les faltan páginas por contar.
Pero en el caso de James, algo quedó muy claro: en la mesa y en el juego se conoce al caballero.
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