24 abril, 2024

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

“En Fatelares amamos lo que hacemos y hacemos lo que amamos”: Juan Rafael Arango

@IvanDuque

“Hemos entendido que debemos producir riqueza actuando con ética e impulsando y contribuyendo activamente al progreso colectivo.

“Acá amamos lo que hacemos y hacemos lo que amamos. Trabajamos con pasión y entrega total.

“Pero no solamente basta soñar. Hay que llevar esos deseos a la realidad. Para lograrlo, hemos tenido un norte claro y a su ejecución le hemos dedicado bastante tiempo, durante el cual se ha trabajado  con prudencia, pero sin tregua. La tarea no ha sido fácil”.

La filosofía de estas palabras enmarcó el discurso del gerente de Fatelares, Juan Rafael Arango Pava, para agradecer la Medalla al Mérito Industrial conferida a su empresa por el presidente Iván Duque y el esfuerzo de sus empleados y trabajadores, durante los actos conmemorativos de los 80 años de vida de la compañía.

Añadió que “en las últimas dos décadas nos hemos reinventado, hemos cambiado nuestra esencia, nuestra filosofía y nuestra forma de actuar”.

Las palabras de Juan Rafael Arango

Al cumplir ochenta años puedo decir sin lugar a equivocarme, que en Fatelares hay más futuro que pasado.

La historia de Fatelares inicia en 1.886, cuando Don Jesús María Montoya, uno de los pioneros más destacados de la Industria Textil Colombiana, comenzó la fabricación de colchas y sobrecamas, con elementos bastante rudimentarios en una pequeña empresa que llevaba el nombre de Tejidos La Constancia. Posteriormente, luego de sobrepasar muchas vicisitudes y dificultades propias de la época, se constituyó el 27 de Octubre de 1.939 esta hermosa empresa que hoy lleva el nombre de Fatelares.

Ha sido un recorrido bastante largo, colmado de un extenso número de historias, de grandes sacrificios, de miles de satisfacciones y de un sinnúmero de enseñanzas, que hacen de este viaje, algo inolvidable, agradable e irrepetible.

El tramo que hemos recorrido ha sido muy difícil  y complicado. Muchos de nuestros  colegas se han quedado en el Camino. Viene entonces a nuestra mente una pregunta simple: y que hemos hecho diferente para continuar esta aventura? La respuesta trataré de sintetizarla.

Primero que todo hemos soñado y seguimos haciéndolo. Siempre hemos logrado que este lugar, donde pasamos casi todo el tiempo de nuestras vidas, sea  amable, alegre, un sitio donde encontramos paz y tranquilidad,  donde día a día tenemos la oportunidad de progresar personal y profesionalmente, en fin, hemos conseguido que sea un espacio donde construimos  un mejor futuro para nuestras familias y para la sociedad.

Pero no solamente basta soñar. Hay que llevar esos deseos a la realidad. Para lograrlo, hemos tenido un norte claro y a su ejecución le hemos dedicado bastante tiempo, durante el cual se ha trabajado  con prudencia, pero sin tregua. La tarea no ha sido fácil.

Durante  las últimas dos décadas nos hemos  reinventado, hemos cambiado nuestra esencia, nuestra filosofía y nuestra forma de actuar. Esta transformación, nos implicó cambiar  nuestro producto, nuestra maquinaria y nuestra sede de Medellín a Itagüí. Pasamos de hacer  cobijas a producir toallas, de pensar individualmente a ser una empresa socialmente responsable.

Durante este periodo de tanta importancia para la sostenibilidad de la compañía, hemos tenido claro que debemos ser una empresa que contribuya permanentemente a mejorar las condiciones de nuestros colaboradores, a cuidar el medio ambiente y a aportar al  progreso  nuestro país.

Hemos entendido que debemos producir riqueza actuando con ética e impulsando y contribuyendo activamente al progreso colectivo.

Acá amamos lo que hacemos y hacemos lo que amamos. Trabajamos con pasión y entrega total. Disfrutamos nuestro trabajo y valoramos el sinnúmero de oportunidades que nos brinda el País, las cuales aprovechamos para beneficio de la empresa y de nuestros colaboradores.

Hemos mantenido siempre una actitud positiva y un  espíritu resiliente  que nos ha permitido convertir Los problemas, que no han sido pocos, en excelentes oportunidades.

La persistencia en lograr lo que queremos, ha sido una gran aliada. No claudicamos fácil, siempre vemos que podemos lograr un futuro mejor y por el luchamos. Compartimos nuestros problemas y en un trabajo en equipo los enfrentamos.

Hemos aprendido a valorar y disfrutar lo que tenemos, sin estar mirando que tienen los demás, lo que nos ha permitido escribir nuestra propia historia.

La ética en nuestros actos hace parte del ADN de la compañía. Somos honestos en nuestro diario proceder y por ello recogemos con satisfacción lo que sembramos, lo que nos pertenece, fruto de nuestro esfuerzo.

Confiamos plenamente en nuestra gente, nuestro mayor activo, que son los que realmente han luchado durante estos primeros ochenta años y quienes aseguran el porvenir de la compañía hacia el futuro.

A quienes contribuyeron a construir esta bella historia: accionistas, directivos, colaboradores, clientes y proveedores, mil y mil gracias. A quienes continúan acompañándonos nuestra gratitud infinita y un mensaje claro:

El éxito solo lo logran los que tienen una actitud positiva, trabajan con disciplina, asumen retos y no se  doblegan ante las adversidades.
¡Al frente está el futuro para que lo construyamos a nuestro antojo! (foto Arango con el Presidente).