En columnas anteriores habíamos exteriorizado nuestra satisfacción por el progreso vertiginoso de los canales de comunicación en los últimos años. El paso del telégrafo al teléfono, posteriormente el teletipo, télex, fax, celulares y ahora con la magia del internet. Descubrimientos que uno siempre aspira a que se conviertan en elementos positivos que sumen y multipliquen, no que resten ni dividan; que sirvan para mejorar las comunicaciones positivas, buenas, edificantes, a las cuales puedan acceder cada vez más personas, que las utilicen con respeto y responsabilidad. Pero infortunadamente cada vez más leemos y vemos el abuso que se comete en las redes sociales y en los medios no idóneos que se montan en internet.
Frases violentas, palabras vulgares se volvieron comunes en twitter. Que abuso de tan excelente y expedito canal de comunicación, no solamente de twitteros desconocidos, sino también de personajes de la vida pública dando un pésimo ejemplo. Da la sensación que escriben los mensajes ni siquiera con ira, propia de las personas, sino con rabia de animales. ¡Qué horror! (Lea la columna).
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