El periodista y abogado Eduardo Aristizábal Peláez, en una de sus columnas “Elucubraciones”, planteó algunas reflexiones sobre la Ética. En los últimos párrafos del articulo que tituló “La necesidad de volver a la ética”, el colega nos recuerda al escritor inglés George Orwuell, quien sostenía que el lenguaje político está diseñado para que las mentiras suenen veraces y los crímenes parezcan respetables.
Contundente afirmación. Así, lo escrito por G. Orwell, rotundo, está vigente. Su obra “Rebelión en la Granja”, fábula de aplicación universal como fue su pensamiento, se publicó en 1949 y originó fuertes polémicas. Un hombre como él, reconocido por la defensa en favor de la libertad de prensa, al igual que por sus duras críticas a la corrupción y, particularmente, a la injusticia, paradójicamente en esta, su sonada obra, protagonizada desde luego por animales, muestra cómo, los sublevados que buscan libertar a los oprimidos, asumen el poder y terminan siendo iguales o peores que los opresores autócratas.
“Rebelión en la Granja” narra cómo, los animales insurrectos instauran un régimen aparentemente democrático, ellos creen que ahora sí hay igualdad y que se han zafado de la explotación vivida antes de expulsar al dueño de todos ellos; pero es una farsa, están bajo el dominio de una clase gobernante nueva, plagada de privilegios. (Lea la columna).
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