Propuestas del uribismo extremo causan daño porque casi no conocemos el tono presidencial de Duque.
Por María Isabel Rueda (foto)
Con simpatía se le dice fuego amigo. Son las consecuencias que tiene que asumir el presidente Duque como producto de propuestas a veces lunáticas, otras inoportunas y muchas salidas de tono de los miembros del uribismo extremo, que se la pasa cobrando que ganó las elecciones, aunque sacó 2 millones de votos y Duque, 10 millones.
Le hacen un gran daño al Presidente porque casi no le conocemos su tono presidencial. En dos o tres oportunidades en las que lo he escuchado en recintos privados, siempre improvisando y no leyendo teleprónteres, me consta que es capaz de conmover profundamente a sus audiencias. No dice bobadas ni cosas que no le salgan del alma. Pero por alguna razón, que es el motivo de esta columna, su tono no se escucha. (Lea la columna).
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