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LIBROMANIA RAFAEL ARAUJO G. El País. Febrero 11/2025 pg B 2
El Titiritero, más que un simple thriller, es una metáfora poderosa sobre un país donde muchas veces el que mueve los hilos permanece en la sombra
En El Titiritero, Gustavo Alvarez Gardeazábal no solo recrea los acontecimientos de 1971 en la Universidad el Valle, sino que también ofrece una aguda reflexión sobre la construcción de la realidad en la novela.
Más allá de relatar la efervescencia política y estudiantil de la época, el autor explora el papel del escritor como aquel que manipula los hilos de la ficción para dar sentido a los hechos históricos.
La novela se convierte en un ejercicio de escritura donde Gardeazábal juega con la idea de la literatura como un escenario de máscaras y manipulaciones, desdibujando las fronteras entre lo real y lo narrado.
Su estilo directo y descarnado, característico de su obra, nos sumerge en un mundo donde los personajes se mueven entre la pasión política, el desencanto y la lucha por el poder, tanto en las calles como en los pasillos de la universidad.
En este sentido, no es solo una crónica novelada de un periodo turbulento en la historia colombiana, sino también una meditación sobre el arte de novelar, sobre cómo la escritura transforma la realidad en un juego de sombras y marionetas, donde el autor y el lector participan activamente en la reconstrucción de la memoria.
Hay que agregar que aquí se teje una historia que, más allá de la anécdota criminal, se convierte en una aguda radiografía del poder y la manipulación en la sociedad colombiana.
Puede decirse que no solo es una historia de crímenes y venganzas, sino también una exploración sobre la influencia de los medios de comunicación, la corrupción política y la impunidad.
Alvarez Gardeazábal es poseedor de una prosa afilada y a través de ella, construye un universo en el que la línea entre la víctima y el victimario se difumina, dejando en el lector una sensación inquietante.
Pero la novela no solo es una denuncia de los vicios del poder, sino también una exploración de la condición humana cuando se ve atrapada en un engranaje que premia la astucia y castiga la ingenuidad.
El Titiritero, más que un simple thriller, es una metáfora poderosa sobre un país donde muchas veces el que mueve los hilos permanece en la sombra.
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