28 marzo, 2024

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

El Oasis de la vida

 

Por Luis Carlos Correa Restrepo (foto)

EL DESEO

¿Cuál es el elemento esencial de que estamos hechos?, la respuesta es una sola palabra: DESEO.

Deseo es la cualidad esencial de nuestra naturaleza humana, todos somos paquetes de deseos.

Una vez que dejamos atrás la infancia, son nuestros deseos particulares los que nos otorgan nuestra identidad individual. Algunas personas desean satisfacción sexual, otras enriquecerse espiritualmente, algunas la fama, la soledad, la iluminación, los viajes. Muchos piensan que la riqueza saciará su apetito. Estos deseos están enraizados en la lujuria, ya que están enfocados a gratificar sus impulsos animales primarios.

Otros deseos van dirigidos al tipo de satisfacción que no se encuentra en el reino animal, objetivos como el honor, el poder, el prestigio, la fama, y el dominio sobre los demás, y se dirigen a satisfacer al máximo estos deseos de estatus.

Y por último, son los deseos impulsados principalmente por las facultades más elevadas del razonamiento, y están orientados a gratificar al máximo deseos basados en el aspecto intelectual como el anhelo de sabiduría, conocimiento y respuestas.

Todo esto se encuentra en todos los miembros de la raza humana: sin embargo, están mezclados en cada individuo en distintos grados y esta es la diferencia entre una persona y otra.

Recuerda aquella ocasión en la que estabas tan lleno que no podías comer más, pero cuando llegaron los postres tu deseo de algo dulce se volvió abrumador, tu estómago tiene sus límites, pero tu deseo es ilimitado.

Cada acción en este mundo físico está dirigida por un impulso, grande o pequeño, que busca ser satisfecho. Es como si no tuviéramos libre albedrío en el asunto. Vivimos la vida en piloto automático. Impulsados por la necesidad constante de nutrir todos los anhelos que persisten en nuestro cuerpo y alma.

Por muy diferente que puedan sonar, todos los objetos de nuestro deseo solo son, en realidad paquetes de felicidad con formas distintas. Estos distintos contenedores de satisfacción nos ponen en movimiento y dan forma a nuestra vida.

Extractado de El poder de la Kabbalah, de Yehuda Berg.