24 abril, 2024

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

El Oasis de la vida

Por Luis Carlos Correa Restrepo

LA MARIONETA

Si yo tuviera vida – Johnny  Welch

Si yo tuviera vida, si de alguna manera Dios se olvidara que yo soy una marioneta de trapo y me regalara un trozo de vida, no diría todo lo que pienso, pero en definitiva pensaría todo lo que digo.

Daría importancia a las cosas no por lo que valen sino por lo que significan, dormiría poco y soñaría mucho, porque entiendo que por cada minuto que cerramos los ojos perdemos 60 segundos de luz, andaría cuando los demás se detienen, despertaría cuando los demás duermen, escucharía mientras los demás hablan, y cómo disfrutaría un buen helado de chocolate.

Si yo tuviera vida me vestiría sencillo y me tiraría de bruces al sol, dejando al descubierto no solo mi cuerpo sino mi alma. Dios mío si yo tuviera un corazón, si yo tuviera un corazón escribiría mi odio sobre el hielo y esperaría que saliera el sol, pintaría por un sueño Van Gogh, un poema de Benedetti, sobre las estrellas, y una canción de Serrat, sería la serenata que le regalaría a la luna. Con mis lágrimas regaría las rosas para sentir el dolor de sus espinas y el descarnado de sus pétalos. Si yo tuviera vida, no dejaría pasar un solo día sin dejar de decirle a la gente que la quiero. Convencería a cada mujer que ella es mi favorita, y viviría enamorado del amor.

Les explicaría a los hombres cuán equivocados están cuando piensan dejar de enamorarse al envejecer, sin saber que envejecen cuando dejan de enamorarse. A un niño le regalaría alas, lo dejaría que el solo aprendiera a volar, y a los viejos, a mis viejos, les enseñaría que la muerte no llega con la vejez sino con el olvido. Dios mío, tanto he aprendido de los hombres, he aprendido que cada uno quiere

vivir en la cima de la montaña sin saber que la verdadera felicidad está en la forma de subir la escarpada. He aprendido que cuando un niño nace y con su pequeño puño aprieta por primera vez el dedo de su padre lo tiene atrapado para siempre, y he aprendido que un hombre tiene derecho a mirar a otro hombre hacia abajo solo para ayudarle a levantarse.

Dios mío tanto he aprendido de los hombres, sin embargo, de nada sirve ya que cuando me guarden dentro de esa maleta, infelizmente, infelizmente me estaré muriendo.

Extraído de internet.

OJO AMIGOS SE LES ESTÁ OLVIDANDO VENEZUELA VAMOS PARA ALLÁ.

DESPIERTA.

luischester1@hotmail.com