28 marzo, 2024

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El multiverso: Encrucijadas existenciales para los humanos

Por Enrique E. Batista J., Ph. D.  

https://paideianueva.blogspot.com/

Hollando en terrenos algo abstrusos, un par de mis lectores me indagaron sobre la diferencia entre metaverso y multiverso. Dada la complejidad de lo segundo avanzo consideraciones generales sobre las diferencias por la vía de la exposición simple y sencilla. En artículo anterior destaqué posibles consecuencias o riesgos adversos de los metaversos. En este resaltaré algunas consecuencias de la posible existencia de otros universos físicos más allá del nuestro. 

Consecuencias que con seguridad nos llevarán a consideraciones sobre el destino último de todo y el sentido mismo de lo humano y de la humanidad, con implicaciones filosóficas y antropológicas sobre el significado de la trascendencia, de la autonomía, de la libre voluntad y de la libertad humanas.  

En términos sencillos, metaverso, es un concepto informático, que se refiere a la creación de mundos virtuales, a la manera de los videojuegos, en los que cada persona puede entrar usando hardware de realidad aumentada. El metaverso es una simulación, un universo digital, paralelo al mundo físico en el que se pueden llevar a cabo múltiples tipos de e interacciones con un avatar, el yo informático alterno, que cada uno define. Algunos predican que en el corto plazo se crearán simulaciones digitales con mundos que no se distinguirían de la realidad física. Pero siempre con presencia en este universo, no en otros. 

El concepto de multiverso, por el contrario, es de los campos de la cosmología y la astronomía. Se refiere, en términos sencillos, a la posibilidad de que existan otros universos físicos, reales, miles de ellos, distintos a este en el que habitamos. Más allá de la ficción científica, la hipótesis del multiverso la sustentan muchos destacados científicos en los campos de la astronomía, la cosmología, la física y las matemáticas. Esa hipótesis sostiene que el universo en el que vivimos, con todas sus galaxias, estrellas, planetas, formas de energía y masas es apenas uno de millones más de universos, los que coexisten como se podría ilustrar con el símil de la gran cantidad de burbujas independientes que se mueven en una bebida gaseosa. Cada burbuja sería un universo independiente; nosotros habitamos en uno de esos universos según la comparación. 

Así, el metaverso es una evolución de los juegos informáticos; el multiverso es una hipótesis científica. Los metaversos podrán borrar de momentos la distinción entre el mundo real y el mundo digital, pero en la hipótesis del multiverso todo sería real. 

Desde siempre, mirando a la inmensa vastedad del cielo, los humanos han cavilado sobre otros mundos, pero referidos a la existencia de otros espacios habitables en nuestra galaxia, la Vía Láctea o en otras más allá, seguramente con vida y seres extra terrestres poseídos de inteligencia superior. 

En la literatura de ficción científica también se relatan historias fantásticas, no de universos paralelos sino en otros espacios en nuestro propio universo, usualmente mundos fantásticos y otros distópicos, nada amigables y llenos de eventos y experiencias aterradoras. Bien conocidas son las obras de Julio Verne, Isaac Asimov, Aldous Huxley y H. G. Wells. Sin embargo, muchos años antes de la era cristiana escritos sagrados en la India se referían a la existencia de otros universos. El término «multiverso» fue introducido por el filósofo y psicólogo William James a finales de los años 1800. (https://rb.gy/7ow1lu).   

En la inspección visual directa o con telescopio, en la ficción científica o en la muy incipiente exploración espacial, parece residir la fantasía humana de trascender, de saber qué hay más allá, de establecer sí estamos solos o incluso a dónde ir cuando las condiciones de vida en la tierra se agoten. Es una búsqueda legítima de la unión entre lo que hemos sido, lo que somos y lo que podríamos ser en el futuro, es una manera de superar la angustia de no saber sobre el más allá y del destino que espera a almas y cuerpos. Son válidas reflexiones sobre el futuro del mundo, aunque no se refieren a otros universos paralelos al que estamos inmersos, sino a uno, a este en el que vivimos.   

La hipótesis del multiverso propone que existe un número inmenso de otros universos cuya naturaleza está establecida de manera singular y específica por su propia evolución; por ello, no es prudente esperar que sean mundos como el nuestro; abundarán ellos variaciones que nos resultaría a todos muy difícil de comprender o de explicar con nuestras concepciones, creencias, conceptos y teorías científicas. El mismo concepto de vida podría ser muy diferente.  

Cosmólogos, astrónomos, físicos, matemáticos y filósofos se encuentran entre el número grande de científicos que sustentan e investigan la existencia de los mundos paralelos. Para referirse a ellos se han empleado denominaciones como «universos cuánticos», «universos paralelos», «omniverso» y «mundos paralelos».  Contrario a los escritos de la ficción científica, la existencia de los multiversos no responde a un conjunto de fantasías, a augures   o a ideas sueltas y malabares de los adivinos de la suerte. Es más bien una fundamentada hipótesis formulada por una parte de la comunidad científica, pero que, como es común en el campo de los desarrollos científicos, no tiene plena acogida entre los científicos. 

La prueba científica de la existencia de múltiples universos sería el descubrimiento más importante de la humanidad con serias implicaciones en nuestra propia concepción como seres humanos y en el concepto mismo de la vida y de la eternidad. Tendría amplias implicaciones en muy distintos campos entre ellos el de la teología.   

De amplio impacto será la verificación de la posibilidad que señala una de las teorías del multiverso de que existirán réplicas exactas de cada uno de nosotros en cada uno de ellos; o sea, que se afectará también nuestra propia identidad singular, convertidos en seres «multiversados». Esto porque, más allá de nuestra lejana comprensión como legos del lenguaje, preciso, abstruso y superespecializado de los científicos  de la física: «Si el espacio-tiempo se extiende por siempre en algún lugar empieza a repetirse porque sólo hay una manera finita en que las partículas puede ser arregladas en el tiempo y en el espacio; de ese modo se consigue que más allá en esos otros universos ahí figuras exactamente iguales a nosotros» (https://rb.gy/i1vqrd).  

Reconectando las ideas de metaverso y multiverso entra en juego la proposición de que aquí en la tierra no somos más que una animación, participantes en un mundo de videojuegos controlado por inteligencias muy avanzadas, en donde cada uno de nosotros no es más que un avatar, otro yo de un ser extraterrestre. Si es así, el juego continuará hasta que se les acabe la batería a los extraterrestres o hasta cuando aburridos apaguen el juego y, por lo tanto, se cierre nuestra existencia en este planeta. Idea que ha sido presentada por Elon Musk, físico, empresario de los viajes espaciales y dueño, entre otras compañías, de SPACEX. (https://rb.gy/xzlehj).  

Por ahora, recordar que estamos todavía en el campo de lo hipotético. Mientras tanto, será preciso esperar los avances que los desarrollos científicos nos muestren con esta interesante y también muy estremecedora y tremebunda hipótesis. En ese entonces, otra vez de manera aún más severa, dejaremos de ser el centro del universo para ser simplemente uno entre millones y millones de ellos, lo que se siguen creando.  

El muy reconocido científico de la física, Max Tegmark  escribió en su libro  de 2014 «Our Mathematical Universe» que: «Nuestro universo entero puede ser solo un elemento – como si fuese un átomo – en un ensamblaje infinito; un archipiélago cósmico, a veces llamado omniverso».  (https://rb.gy/ukb5xm). Caben sobre ellos preguntas adicionales: ¿Existirá algo que se denomine ética o moral, propiedad, democracia, amor, lenguaje, civilización o paz? Entre los filósofos surgirán más y más preguntas sobre la naturaleza humana y muchísimas más que formularemos el resto de nosotros. 

¡Ah, sí! Por ahora, salvemos la vida en nuestro planeta tierra.