
Por Darío Ruiz Gómez
El célebre texto de Erich Fromm aparecido en 1942 en el FCE de México y en pleno auge de los totalitarismos comunistas o de derechas llamaba la atención sobre la relación que se da entre el autoritarismo y la ausencia de responsabilidad personal ante los atropellos que destruyen las libertades conseguidas por las Democracias liberales como la libertad de opinión, libertad de prensa, libertad de asociación, libertad de empresa que los autoritarismos niegan mediante la represión del pensamiento y del individuo. Abdicar de las libertades individuales era y es siempre permitir que otros – el Partido, los Sindicatos- tomen decisiones por nosotros.
Pienso en cierto país latinoamericano cuyo nombre me reservo donde el mayor Sindicato de Maestros agrupa a más de 700.000 sindicalizados(as) quienes dócilmente obedecen las instrucciones que sus directivos les imponen prestándose a dañinas huelgas, a guardar silencio ante la violencia que estas manifestaciones comportan contra la niñez y la adolescencia frente a los cuales tienen la responsabilidad de transmitir saberes e inculcar principios éticos que permitan vivir en una sociedad tolerante.
Para el autoritarismo el estudiante(a), la educación, no existen tal como lo comprueba el hecho de que siempre hablan de “la organización interna del magisterio” de los “derechos del profesorado” sin que se planteen los verdaderos contenidos de la educación en tiempos de crisis o se rescate la misión de la enseñanza ya que la tarea política de estos autócratas consiste precisamente en destruir la tarea liberadora del conocimiento. Por lo tanto este miedo a la libertad conduce a una sociedad mediocre y conformista que acepta todo lo que el poder le impone.
¿Cuándo fuimos y cuándo dejamos de ser una Democracia en Colombia? ¿Cuándo desapareció la Opinión Pública certificadora de una sociedad libre?
El expresidente Santos llamó al dictador Chávez su mejor amigo y ante la mirada impasible de la ONU las FARC y el ELN convirtieron a Venezuela en territorios de sus actividades con la colaboración de Chávez y hoy de Maduro modificando la geopolítica mientras ocho millones de venezolanos han tenido que huir de su patria cercados por el hambre.
¿Se han pronunciado sobre estos atropellos los dos Partidos que supuestamente representan la Democracia colombiana? ¿Quién de nuestros representantes de la democracia ha protestado por el atropello a la libertad que supone que un mercenario como Hollman Morris vuelva a colocar como canal oficial a Canal Sur del madurismo?
Esto, cuando Olmedo López demuestra que los más estrechos colaboradores del Presidente Petro son César Gaviria y Cepeda Pinedo. A lo largo de esta historia de represión brutal de los funcionarios maduristas por parte de funcionarios como el poeta del terror Tarek William Saad un Beria tropical he podido certificar a lo largo de décadas de horror la decisiva importancia de la más que heroica tarea de María Corina Machado jugándose la vida para dar esperanza a las gentes silenciadas, para recuperar desde cada ciudadano, desde cada niño y niña la vibración de la palabra libertad llamando a romper las cadenas colocadas por un despotismo de narcotraficantes disimulados, políticos corrompidos.
Los demócratas del mundo que debieron ser solidarios con la diáspora venezolana han callado miserablemente.
María Corina Machado es la líder luminosa acogida por el pueblo venezolano en camino a restituir lo que un régimen dictatorial le arrebató al pueblo: su derecho a las libertades, su rechazo a las torturas, a las mazmorras maduristas. Aquello que en Colombia ya percibe la ciudadanía al darse cuenta de que hemos ido perdiendo bajo una dictadura disimulada, el amor a los valores de la libertad enajenada por una clase política mediocre negada a la solidaridad debida con María Corina y con el pueblo venezolano.
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