20 abril, 2024

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

El “Manifiesto por Colombia”: Insumo para tomar decisiones

Por Claudia Posada

Trascendió en algunos medios -pocos para la magnitud del logro- el contenido del “Manifiesto por Colombia”, información que merece divulgarse ampliamente, darse al análisis, hacerle seguimiento y conseguir que se le preste toda la atención que merece entre distintas instancias gubernamentales, empresariales, comunitarias, es decir, entre grupos de presión que son de importante influencia en sus espacios. Toca a los grandes medios, tradicionales o no, en todo caso a los que gozan de aceptación para crear opinión pública favorable a los asuntos que nos benefician a todos los ciudadanos, orquestar profusamente tales deseos, porque de lo contrario, pueden perderse entre el ruido de las redes sociales, entre mentiras y montajes sucios que se volvieron “el pan informativo de cada día”. Aquellas aspiraciones, condensadas en 13 puntos claros y sucintos, son el resultado de un trabajo a todas luces juicioso, el que logró un grupo de más de cincuenta signatarios de pensamiento sensato e indiscutible idoneidad.

Ajenos a pretensiones personales, de ideologías y tendencias políticas diversas -lo que significa independencia de criterio- los firmantes supieron plasmar los ideales que podrían enriquecer, en gran medida, las reflexiones por el país soñado, libre de las crisis sociales que padecemos hoy, estimuladas además por corrientes ideológicas que no perecen tener ningún interés en que superemos la confusión creada, entre otras, por la polarización que no cesa. En este valioso aporte para la construcción de un Estado moderno, participaron intelectuales, pensadores, académicos, dirigentes; hombres y mujeres cuyos deseos coinciden con las mayorías del país, particularmente con aquellos que carecen de oportunidades para elevar sus voces ante la sociedad colombiana. El “Manifiesto por Colombia”  merece que se dé cuanto antes el siguiente paso: considerarse   en todos sus puntos por parte del  gobierno nacional; porque si bien, se  reclama la atención a otras solitudes mediante distintos mecanismos -con el mismo derecho a ser oídos- siempre y cuando no se llegue a las reprochables expresiones de violencia conocidas (ya se sabe que en las marchas, por ejemplo, hay infiltrados que quieren desvirtuarlas) este Manifiesto, quizá sin la resonancia debida, recoge por igual el sentir de la población y no puede quedarse ahí, amerita que trascienda ampliamente, que llegue a los escenarios de discusión y análisis, como insumo para tomar decisiones.