2 julio, 2024

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

El M19 continúa ahí 

Por Darío Ruiz Gómez 

Cuando a través de las elecciones de 1970 el llamado rojaspinillismo considera que Carlos Lleras Restrepo había cometido fraude y le entregó la presidencia a Misael Pastrana Borrero, de inmediato los seguidores del Dictador se lanzaron furiosamente a las calles, disparos, quemas de casas, de oficinas, el turbio rostro del populacho poseído por una insana locura.

Es el momento en que nace el movimiento armado M19 que se lanza al monte tal como entonces se decía y comienza una intensa serie de atentados contra las fuerzas públicas, contra los campesinos. Los nombres de sus más importantes dirigentes como Pizarro León Gómez, como Álvaro Fayad, Jaime Bateman, Carlos Toledo Plata, Rosemberg Pabón comienzan a escenificar lo que llaman y verdaderamente lo fue, su lucha armada. Y lo que es más importante: un supuesto proyecto a partir de un nacionalismo carente de fundamento político. 

Cuando cayó Rojas Pinilla yo estudiaba en la Universidad de Medellín mi primer año de Derecho y al escuchar la noticia difundida desde Bogotá por las emisoras el Centro se llenó de gentes que alborozadamente celebraban la caída del Dictador.

Entre el grupo de amigos que ya para entonces nos reuníamos en la esquina de Junín con La Playa comenzaron las desavenencias ideológicas frente a los hechos que estábamos viviendo.

Alberto Aguirre defendía ardorosamente las conquistas sociales de la Anapo planteadas por verdaderos humanistas y lo mismo decía y escribía Gonzalo Arango, como lo hacía mi hermano Jaime Jaramillo Panesso en una discusión donde alentaban al fondo las primeras sensaciones de una tristeza anunciada sobre lo que vendría políticamente sobre el destino de Colombia. Mirar hacia ese grupo de muchachos trenzados en discusiones políticas que transcurrían aún bajo el dominio del miedo era implorar al regresar a casa que lo peor no llegara a suceder, pero desgraciadamente sucedió. Nada ni nadie lograráa borrar de mi alma esas sensaciones de derrota de los ideales republicanos cuando en la llamada Primera Fiesta de las Flores y en esa misma esquina disparó la policía contra las gentes que bailaban mientras un grupo de borrachos gritaba consignas contra el Dictador. Los ideólogos de la violencia habían impuesto su crueldad sobre los humanistas de la Acción Nacional Popular. 

El M19 prosiguió su lucha a nombre de una supuesta justicia social, pero reclutando no a gentes del pueblo verdadero sino al lumpen, a la escoria social lo que los convirtió en un populismo de derechas. Lo que quiero decir es que después de la entrega del M19 al gobierno del Presidente Barco en cada uno de estos dirigentes no se operó el milagro de que se convirtieran en demócratas convencidos sino que muchos (as) de los Comandos intermedios hoy en el poder arrastraron su resentimiento abriéndose hacia el rencor de los vencidos. El resentimiento social del kirchnerismo es un ejemplo muy oportuno respecto a nuestros “descamisados”.  Lo que hizo y ha demostrado como insólito Consejero de Paz Otty Patiño no es otra cosa que poner de presente su identificación con esa insurgencia devenida en puro lumpen político, sus sollozos de perdón a Márquez- un asesino a sueldo – fueron reales. Patiño no sabe distinguir entre el bien y el mal. Cuando me enteré de los nombres del Gabinete de Gobierno lo que más me asombró fue el nombramiento de un exguerrillero como Carlos Ramón González al frente nada menos que de la Inteligencia del Estado, de las Fuerzas Armadas sus declaradas enemigas desde los años en el monte, lo que equivaldría a nombrar a Putin como encargado de la Inteligencia de la Otan.

Pero Petro a nadie ha engañado ya que lo que nos está gobernando es el M19 en la desmadrada versión de sus cuadros de tercera línea y este gabinete lo conocieron quienes hoy derraman lágrimas de cocodrilo por una democracia que no han sabido defender.