Por Jaime Jaramillo Panesso (foto)
Cuando comenzaron a entregar las armas la guerrillas liberales durante el gobierno militar que desalojó a Laureano Gómez del poder presidencial, a mediados de la década del 50 del siglo pasado, las denominaciones comunes utilizadas por la gente y la prensa eran, más o menos, así: chulavitas: la policía, de carácter municipal, ejercía la violencia institucional. Manzanillos: los liberales. Godos: los conservadores. Chusma o chusmeros: los grupos incendiarios que quemaban los locales de la prensa. Corte de franela: degollar con machete a los prisioneros. Bandidos (maleantes, facinerosos, malhechores): la guerrilla liberal o la comunista que también se denominaba “los comunes”.
Los acontecimientos que componen la historia sucesiva de los pueblos, permite dar a luz nuevas calificaciones que enriquecen la cultura verbal de los habitantes. Como Colombia se transformó en un país de ciudades, en los siguientes y terminales cincuenta años del siglo XX, el lenguaje también explicó lo que ocurría. Y los términos del habla popular dejaron entrever lo que ocurría. (Lea la columna).
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