29 marzo, 2024

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

El Jodario: No era López @eljodario

 

Por Gustavo Alvarez Gardeazábal (foto)

El libro SODOMA de Frederick Martel es el libro de moda en el mundo. En una edición simultánea en 8 idiomas, (en español lo hizo Roca de Barcelona para Random House), el autor pretende demostrar que el Vaticano y la iglesia católica en general está homosexualizada. Para ello usa un presunto sistema de investigación que lo lleva a tener ayudantes en los distintos países donde se asoma. Esos ayudantes leen por él, organizan citas con cardenales, obispos y sacerdotes y le traducen cual cotilleras de costurero las versiones que corren o se esconden entre las sotanas y sacristías tratando, a toda costa, que coincidan con su tesis central de que son tan homosexuales los cardenales y nuncios ”locas” como también los cardenales homofóbicos que han terminado por constituir un bloque ultra para culpar del desorden al papa argentino.

Dentro de ese afán, el señor Martel me dedica casi la mitad de página 335 de su libro para citarme a mí y a mi novela “La misa ha terminado” y afirmar que es una obra en clave y que el personaje que me inspiró fue el cardenal López Trujillo. Me honra su mención pero es falso. Mi novela ha sido muy leída en Colombia más como tengo un editor muy modesto no ha sido traducida ni ha ido a las ferias internacionales.

Martel a mí no me preguntó. A mí no me buscó en los cuatro viajes que dice haber hecho  a Colombia y si lo hubiese hecho, o hubiera leído  mi libro, le habría demostrado que el  monseñor Rangel de mi novela, nacido en Baraya Huila y  que llega a cardenal  a través del ejercicio sexual, no es López Trujillo y que el personaje a seguir en esa narración es el padre Viazzo, el argentino que alcanza el papado por encima de la cofradía maricona de la iglesia y que comprobadamente es homofóbico.

Prefirió el escritor Martel oír a las cotorras de Colombia Diversa y de la Conferencia Episcopal bogotana que aceptar que la iglesia homosexualizada tiene paradójicamente como  máximo conductor a un papa anti-gay.

EL ZIKA

El zika, una enfermedad cuyos peligros y consecuencias apenas los estamos admitiendo, cayó sobre Colombia en 2015-2016. El Ministerio de Salud y las secretarias departamentales no parecieron estar a la medida de lo que pasaba porque llegó después del chincunguña, que resultó tolerado aunque muy incómodo y porque era la primera vez que la enfermedad llegaba a Colombia. Pero quienes la sufrimos y a más de quedar con sordera seguimos pagando sus consecuencias, puesto que es recurrente en algunos casos, ni vamos a olvidar los dolores coyunturales ni la incapacidad médica para ayudárnosla a asumir.

El Ministro de Salud acaba de advertir en Cali que la epidemia de Zika que  sufrió Colombia hace 4 años ha dejado un doloroso balance en la población infantil. De los 16.597 niños nacidos en madres gestantes picadas por el mosquito que trasmitía la enfermedad en Colombia, 356 nacieron con afectaciones discapacitantes auditivas y un poco más de 6.000 con problemas en la audición y el lenguaje. No hablaron de cuántos de esos niños de madres con Zika nacieron con microcefalia ni han dicho palabra alguna sobre las consecuencias que hemos tenido quienes soportamos todavía ese bicho maligno y no hemos podido arrojarlo  del cuerpo porque, según los estudios brasileros, una de las cepas dizque se puede quedar en el paciente hasta 8 años y cada tanto de tiempo volverse recurrente.

Siempre hemos admitido que la sordera solo viene con los años, pero si pensamos en esos 7 mil u 8 mil niños con problemas de audición y la falta de educación o de instrumentos o de cirugías o de medicación eficaz para tratarlos está latente, parecería que en Colombia volvimos por cuenta del Zika a la medicina de antaño cuando no había remedio y tocaba usar la resignación para poder aguantar.

@eljodario