14 diciembre, 2025

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El Jodario: Los muertos ya no hablan

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@eljodario

Por Gustavo Alvarez Gardeazábal

Tal vez salieron muchos colombianos a marchar ayer. Demasiados para quienes siguen creyendo que a todos esos millones de compatriotas que pregonaron el paro por las redes solo les llegó un mensaje desde Sao Paulo. Fueron millones y millones por calles y plazas convocados por medio de sus celulares y aupados por el pánico represivo que dejó traslucir el gobernante.

Allí no se vio la mano de los partidos políticos ni de las agremiaciones oligarcas que han preferido usar tapaderas para no oír el clamor popular. Allí no estaban los congresistas y los que se dicen dirigentes de este país. Pocos se atrevieron a viajar por carretera  y ni para qué hacer cuentas de los escasos aviones que surcaron los cielos con pasajeros. No se abrieron almacenes y fueron muy poquitas las oficinas que funcionaron. En otras palabras sí hubo paro nacional y lo fue de una magnitud quizás nunca antes vista.

Los capuchos y los vándalos, que son apenas un puñado en cada región, pretendieron armar la guachafita en una y otra ciudad pero la ola gigantesca de marchantes que protestaban sin ningún interés de destruir, los ahogaron con sus gritos y los expulsaron de los desfiles dejándolos en sus reductos enfrentados a la policía antimotines.

Fue un grito unánime de protesta que millones y millones de colombianos elevaron para ser oídos. La espontaneidad para gritar resultó tan mayoritaria que nadie parece haber asumido el liderazgo del berrido nacional de rechazo al mal gobierno. La duda que nos queda a todos es si ese grito, si esas marchas, si esa esperanza porque seamos mejor gobernados la habrán escuchado el señor presidente y su camarilla de sordos impertérritos. Si los gritos tocaron alguna fibra, el paro nacional deberá producir gestos inmediatos del gobernante y de la dirigencia, pero si se vuelven a enconchar como cuando les dieron la paliza electoral el 27 de octubre, tendremos que acostumbrarnos a que en Colombia, como en Armero, los sordos ya no hablan.

gardeazabal@eljodario.co