20 abril, 2024

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

El Jodario: Los 7 policías

Por Gustavo Alvarez Gardeazábal (foto)

Hace un par de años se denunció en esta columna el procedimiento por lo menos injurioso de los policías a órdenes del general Nieto en la estación de Puente Aranda. Con fotos y videos se mostró como allí, a un grupo de retenidos en redadas callejeras, los habían hecho desnudar encima de una tarima alta, usada para las ruedas de prensa y colocados de frente  con manos en alto obligados a posar ante  las cámaras para reconocimiento judicial. Ni el General Nieto ni el Procurador Ordoñez asumieron la gravedad del asunto y, por lo que estamos viendo hoy, en las Escuelas de Policía, ni cambiaron el pensum ni les han enseñado  a los aspirantes a policías que la tortura no puede usarse.

El país ha visto el video de cómo un grupo de policías encargados de la vigilancia en el centro de readaptación para jóvenes “El Redentor”, en la capital de la república, la cogen a palo contra otro grupo de jóvenes en calzoncillos tirados en el suelo por dizque haberse intentado fugar. El asunto es tan degradante que el Procurador Carrillo ha intervenido inmediatamente, pero por lo que leo en el tuiter y por la manera como el presidente Duque y su ministro Botero han reaccionado frente al episodio, me temo que  va a ser solo castigado, (como siempre), con la expulsión de los 7 policías de la institución, pero en ningún momento será motivo para que presidente y ministro ordenen una reestructuración, tanto de la cúpula policial como del pensum y los profesores de las Escuelas de Policía donde están formando custodios del orden ciudadano con procedimientos sadomasoquistas.

Y no lo van a hacer porque los ultraderechistas que están en el poder, son partidarios y defensores del sistema decimonónico de perseguir a los jóvenes para multarlos y darles rejo y no de convencer ni dialogar ya que aspiran a una  Colombia idéntica a la de Núñez en 1886 y que rija otra vez La Ley de los Caballos.

Harari

Cada período de la humanidad ha tenido su pensador, que critica lo establecido y advierte lo venidero. Voltaire lo fue para Francia y después para el mundo. Los aún recordados Nietzsche y Popper y hasta el casi olvidado MacLuhan nos advirtieron lo que hemos vivido después de ellos. Algunos son eternos, otros se pierden en las brumas del tiempo. Pero siempre los hay. Y por estas épocas parece que ese puesto se lo ha ido ganando Harari, el israelí, autor del cada vez más leído libro “De animales a Dioses” y del irremplazable (hasta ahora) “Homo Deus”. Y se lo ha ganado porque él cree, y lo explica bien, que la propiedad es un prerequisito para la desigualdad a largo plazo ya que, junto a la libertad, el orden liberal que regido en el mundo occidental depositó muchas esperanzas en el falso valor de la igualdad. Pero advierte que los algoritmos acabarán con la libertad y crearán las sociedades más desiguales que jamás hayan existido porque todos vamos a ser escrutados y manejados por esos algoritmos.

Para Harari las religiones, si bien construyeron y morigeraron al mundo, son todas frutos de noticias falsas que han durado toda la vida y se atreve a definirlas casi herejemente pese a ser un judío que enseña en la Universidad Hebrea de Jerusalén.  La consideración es sencilla: “cuando mil personas creen durante un mes algún cuento inventado, es una noticia falsa. Cuando mil millones de personas lo creen durante mil años, es una religión“. Pero de la misma manera cree que lo único cierto para la humanidad es el cambio permanente y que por lo tanto el sentido de la vida solo se encuentra observando y analizando el sufrimiento.

Probablemente Harari sea el San Juan moderno y el último libro que ha  publicado “21 lecciones para el siglo 21”sea el Apocalipsis de nuestra era. Léalo y verá que no exagero.