19 abril, 2024

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

El Jodario: 5.000 mariners

 

Por Gustavo Alvarez Gardeazábal (foto)

El hecho de que el asesor de seguridad del presidente Trump nos haya hecho saber muy indirectamente, al estilo de su gobierno, que consideran la posibilidad de traer 5.000 mariners a Colombia para enfrentar desde  aquí la crisis de Venezuela puede hacernos pensar legal, patriótica y realmente en lo que se nos vino encima.

De acuerdo a las leyes y tratados vigentes, el asunto ya no es constitucional, como logró acomodarlo el señor Caro a fines del siglo 19 para impedir el tránsito de tropas por el itsmo de Panamá, cuando ese país era todavía una provincia colombiana. Desde los tiempos del presidente Alvaro Uribe al firmarse el tratado con Estados Unidos permitiendo el montaje de seis bases aéreas en territorio colombiano, la diligencia de pedir concepto al consejo de Estado para entrar tropas extranjeras ya no tiene vigencia práctica, como lo exigí cuando era alcalde de Tuluá hace 30 años frente a los mariners de Juanchaco. El tratado permite la llegada de soldados o mariners desde el día en que Uribe lo firmó.

Patrióticamente, prestar el territorio nacional para imponer un cambio de régimen en un país vecino, nos suena muy maluco a quienes hemos creído y defendido la libertad de los pueblos de escoger y sostener a los gobernantes y, sobre todo, de respetar para poder ser respetados.

Pero realmente, nosotros hace mucho rato perdimos la independencia frente a los Estados Unidos y primero dejándonos financiar la justicia, la policía y los armamentos y después aceptando como un documento de identidad enorgullecedor la visa gringa, terminamos siendo una ficha en el tablero de ajedrez de Washington. La presencia entonces de esos presumibles 5.000 mariners gringos nos tendrá entretenidos un rato, nos despertará nacionalismos y promoverá hasta temores muy bien fundados de que con ellos aquí dentro arrasarán a los elenos y volverán trizas los acuerdos de paz  con las Farc.

El rio seco

Los habitantes de Caucasia están asombrados. El rio Cauca, que siempre pasó grande y tumultuoso por sus entrañas, está ahora disminuido al extremo y apenas si semeja para quienes lo vieron antaño, un riachuelo agonizante. De pronto es exageración de los caucasianos, pero la verdad es que al cerrarle la compuerta a la entrada de agua a la casa de máquinas de Hidroituango el caudal ecológico que por mandato de la ANLA debían mantener los caballeros de EPM, no se está cumpliendo. Y como ante los intensos ruidos de león herido que hace la montaña donde está enterrada la casa de máquinas y la manera desesperante como brama, parece ser que solo les queda la solución de cerrar cuanto antes la segunda compuerta y, aprovechando el verano, recargar de agua la represa.

Para colaborarles con el agua que necesitan y poder volver a funcionar el tal vertedero y lograr cerrar esa segunda compuerta y acabar con los ruidos agónicos que se oyen dentro de la montaña, los señores de Celsia y la CVC, dueños  e interventores de Salvajina, la represa aguas arriba, han resuelto ayudarles  produciendo 4 veces más energía en este verano o botando 4 veces más agua por las tuberías de descarga (las que no le hicieron a Hidroituango) y así  colaborar a llenar el foso de las equivocaciones de EPM.

Cuando cierren la segunda compuerta, el chorrito de agua que ahora llega a Caucasia será muchísimo menor. Muy probablemente los peces y la vida acuática desde la presa hasta la salida del cañón del rio Cauca a las llanuras costeras habrán perecido. A la ANLA no le importa. A EPM, menos. A sus promotores y defensores, ni para que se les menciona. Quien lo haga es un enemigo de Antioquia y quien no ayude a tapar el cagadón de Hidroituango es un traidor a su raza (y yo soy hijo y nieto de paisas, a mucho honor).

@eljodario