Por Jaime Jaramillo Panesso (foto)
Un día de las últimas semanas, muchos colombianos, quizás la mayoría, amanecieron “traicionados” por el Presidente Iván Duque, porque este hizo una propuesta de extender el Iva a la oferta de una amplia gama de productos de la canasta familiar, de la cual surten todos los estratos de la comunidad nacional. Pobres, medianamente ricos y ricos de solemnidad, incluyendo a varios gremios, soltaron sus críticas aceradas contra el gobierno en la cabeza del Ministro de Hacienda, Carrasquilla, y obviamente contra el Presidente.
Todos los colombianos sabíamos, desde meses atrás a la elección del actual gobierno, que la “hacienda pública”, el Estado Nacional gubernativo, estaba en quiebra y la “olla raspada” que heredaba Duque lo conducía a la trampa más peligrosa y explosiva. El presupuesto aprobado por el Congreso anterior, de mayoría santista, convertido en ley de la república, tiene un déficit, un faltante que va entre 14 y 25 billones de pesos. (Lea la columna).
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