24 abril, 2024

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

El gran reinicio o gran reseteo: Hacia una sociedad más equitativa y más justa en la postpandemia

Por Enrique E. Batista J., Ph. D. 

https://paideianueva.blogspot.com

El presidente ejecutivo del Foro Económico Mundial Karl Schwab y Thierry Malleret publicaron en septiembre de 2020 el libro  titulado «COVID – 19: El Gran Reinicio», para referirse, con lenguaje informático, a un «Gran Reseteo» de todas las facetas de la vida: gobiernos, economía, cultura, relaciones inclusivas y equitativas entre humanos y países, la vida diaria y la laboral, la educación y   la salud, la geopolítica, ciencia, tecnología, ética y cultura, medio ambiente, negocios, industria y empresas. No se refieren al regreso a la «normalidad» o a una «nueva normalidad», porque venimos de un mundo muy anormal. La esencia del mundo que vivimos se disolvió en la salmuera de la pandemia. Ella exacerbó peligros y fallas que se rehusaron corregir por años. 

El «Gran Reseteo» está dividido en tres capítulos: Características del mundo actual, Micro Reseteo (Industria y Negocios) y Reseteo Individual, a los que se agregaron conclusiones sumarias. (El lector podrá encontrar el libro en español aquí: https://rb.gy/jgread). 

1. El Mundo Actual. Se consideran sus tres características: Interdependencia, velocidad y complejidad.  Interdependencia significa estar concatenados, enlazados entre sí en un mundo de profunda conectividad sistémica, en el que todos los riesgos se afectan entre sí mediante redes de interacciones complejas. Todos estamos sometidos a constantes, rápidos y discontinuos cambios, velocidad que se observa en los descontentos sociales, avances tecnológicos, la geopolítica, los mercados financieros y, como ejemplo claro, en lo vertiginoso de la pandemia actual. La creciente complejidad hoy abruma las capacidades de gobernantes y políticos para tomar decisiones correctas y oportunas. Frente a este mundo se plantean varios reseteos.  

* Reseteo económico. Se reconoce que en medio de la crisis sanitaria la economía siempre estuvo en desacuerdo con lo que conviene a la salud pública. Es una falacia económica, además de un sinsentido ético, la propuesta darwiniana de “salvar vidas versus salvar la economía”, en la que  se sacrifican  vidas humanas para salvaguardar el crecimiento del PIB o el progreso económico. Estamos frente a una ocasión para considerar lo que es realmente valioso y para enrutar a las economías por un camino nuevo que lleve a un futuro más justo y verde. 

* Reseteo social. La crisis producida por el coronavirus durará años y posiblemente generaciones. El impacto más inmediato y visible es sobre los gobiernos percibidos como mal preparados para manejar la pandemia. El sistema socioeconómico será considerado como el verdadero culpable por la ausencia de garantía económica y de bienestar social para la mayor parte de las personas. En los países más pobres se incrementarán los problemas sociales preexistentes, en especial la pobreza, la desigualdad y la corrupción. Es posible que sea el comienzo de la muerte del neoliberalismo el cual privilegia la competencia sobre la solidaridad, y el crecimiento económico sobre el bienestar social. Frente a las desigualdades sociales se generará indignación frente a las injusticias y una amplia reacción social que podría llevar a la desintegración social y al colapso político. 

* Reseteo geopolítico. La pandemia ha acrecentado y acelerado las tendencias geopolíticas existentes, con señales que apuntan hacia un caótico fin del multilateralismo, a un vacío de globalización y a la aparición de variadas formas de nacionalismo. El trilema de la globalización económica, la democracia política y el Estado – Nación tiene esos tres componentes que son mutuamente excluyentes; sólo dos de ellos pueden coexistir eficazmente en cualquier momento. Una retirada rápida de la globalización conllevaría a guerras comerciales y de divisas, dañando la economía de todos los países, provocando el caos social y el desencadenamiento del nacionalismo étnico o de clan.  

* Reseteo ambiental. Como la pandemia dominará el espectro político por varios años, existe un riesgo grave de obscurecer las preocupaciones medioambientales. La crisis sanitaria ilustra el sutil equilibrio e interacciones complejas entre la humanidad y la naturaleza. Las enfermedades trasmitidas de animales a humanos han aumentado en los últimos años, en parte por la deforestación y las emisiones de dióxido de carbono, acompañadas por el calentamiento global que, como asesino silencioso, se asocia a una variedad de enfermedades como las respiratorias, la diabetes y el cáncer. La contaminación del aire agrava el impacto del coronavirus y explica las variaciones de susceptibilidad al mismo y en los grados de letalidad.  

* Reseteo tecnológico. Con ciencia y tecnologías fue posible desarrollar vacunas en tiempo récord. En el mundo fuimos forzados a recurrir de emergencia al uso de aplicaciones y servicios digitales, a enfatizar los contactos sociales, familiares y laborales remotos o en línea. Muchos aspectos de la vida se convirtieron en materia electrónica: la enseñanza, el aprendizaje, el comercio, los juegos, los libros, las compras y pagos, a lo que se agregó el trabajo remoto, la telemedicina y la vigilancia activa de la salud. Para algunos, desde esta pandemia se vaticina un futuro sombrío de vigilancia estatal tecno-totalitaria.  

2. MICRO RESETEO (INDUSTRIA Y NEGOCIOS). Todas las empresas tendrán la oportunidad para repensar su organización y adelantar cambios positivos, sostenibles y duraderos. Considerarán el fomento al trabajo remoto, cómo acelerar la digitalización y la necesidad de adopción de soluciones digitales. El confinamiento forzoso abrió espacio al comercio a personas con capacidad, necesidad, deseo y habilidad para comprar en línea.  Se predice que las empresas estarán sujetas a mayores interferencias por el gobierno que en el pasado; se examinarán los impuestos corporativos sospechosamente bajos, el pago de enormes dividendos, los salarios superaltos y las recompensas ejecutivas generosamente altas. El propósito fundamental de las empresas no podrá seguir siendo el de alcanzar de manera desenfrenada beneficios económicos; ellas estarán abocadas a demostrar el buen trato a sus trabajadores, a mejorar las prácticas laborales y la atención a la salud, la seguridad y el bienestar laboral. El trabajo remoto puede llevar a que muchas personas se alojen en viviendas fuera de los centros urbanos grandes y congestionados, lo que tendrá grandes efectos en variables tributarias, económicas y comerciales, con impactos bastante visibles en el sector inmobiliario. 

3. RESETEO INDIVIDUAL. Se reconocen los efectos profundos y muy diversos de la pandemia. Para algunos será el comienzo de un reinicio individual y, en general, el comienzo de la redefinición de nuestra humanidad. La pandemia pudo haber unido a la gente con una mayor demostración de amabilidad, bondad, generosidad, solidaridad y altruismo.  Surgen las preguntas: ¿Podría la pandemia dar nacimiento a comportamientos y actitudes para ser mejores y tener un mundo mejor? ¿Será seguida por un cambio de valores? ¿Estaremos más dispuestos a nutrir nuestros vínculos humanos y ser más intencionales sobre el mantenimiento de nuestras conexiones sociales? Hacia adelante necesitaremos de «cierres cognitivos» para borrar incertidumbres y ambigüedades, y también abordar las opciones sobre cómo maximizar el bien común para el beneficio de toda la sociedad. Se ha desmentido la creencia de que sacrificar algunas vidas salvaría la economía; el debate ético se armó y prosigue. Ha sido evidente que la pandemia ha tenido un efecto demoledor en la salud mental, manifestado en depresión, suicidios, perturbaciones graves del estado de ánimo, psicosis y trastornos adictivos, además de un estado colectivo de angustia, confusión y desmoralización. Se nos hará evidente en este reseteo la muy intrincada relación entre la naturaleza y el bienestar físico y mental.  

4. CONCLUSIÓN. Venimos de un mundo signado por desigualdades, injusticia, pobreza y divisiones geopolíticas agudizadas, con polarización política, degradación ambiental y muchas más improntas nada deseables. Ante ese mundo preguntan los autores si la crisis sanitaria permitirá generar la fuerza para encender una serie de cambios profundos para un gran reseteo social y económico. De no ser así, se correrá el riesgo de otra clase de reseteo marcado por golpes violentos como conflictos e incluso revoluciones.  El reinicio nos llevará a un mundo con sociedades más justas, menos divisivas y excluyentes, menos contaminantes, menos destructivas, a un mundo más inclusivo, más equitativo y más justo.  

La esencia del «Gran Reinicio», destacan los autores, está en «actuar más rápido, reemplazando ideas, instituciones, procesos y reglas con otros nuevos que se adapten mejor a las necesidades actuales y futuras».